Rectoras en México

La Dra. Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara es una connotada investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit que nutre el debate a partir de una pregunta con la que titula su trabajo: “¿Por qué no hay rectoras en México? Construcción de liderazgos de mujeres en seis universidades públicas de: Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit y Sinaloa”. Un volumen -muy interesante- compuesto por 315 hojas con el sello editorial de Juan Pablos Editor, 2021.

En la obra en cuestión, quince plumas especializadas se dan cita para documentar testimonios de trabajo académico que fuerzan a iluminar espacios que, se niegan a ser transparentes y siguen “durmiendo el sueño de los justos” en las agendas públicas, por ejemplo; la normalización de brechas de desigualdad; los controles verticales; liderazgos fraccionados; anacronismos culturales; discriminación por sexo; violencia política; roles estereotipados por género, entre otros vicios arraigados en la filosofía del buen salvaje.

Bajo esta narrativa de hacer visibles los desafíos y obstáculos sobre los liderazgos femeninos, se puede sostener que las reglas informales siguen imperando en la cultura política, sobre todo por la cosmovisión andrógina de las estructuras latinoamericanas que cultivan parcelas de cálculo egoísta, en el que la sombra del rechazo y el sesgo versus las féminas, se presentan hasta en las Instituciones de Educación Superior (IES) que, deberían ser los bastiones democráticos por excelencia.

En este orden de ideas, la gramática del siglo XXI en el mundo, tiende hacia ecosistemas más inclusivos y democráticos, pero no es así. Algunos de los factores que dificultan cargos de responsabilidad, incluidos los espacios en las rectorías son: “la alta politización; obstáculos por cuestiones personales; obstáculos por otras mujeres; rechazo de los hombres; demasiadas exigencias”. Pero quizá lo que más se subraya es que existe una categoría definida “violencia intrínseca por gestión” que consiste, principalmente en “invisibilizar el trabajo de gestión de las mujeres; malos tratos; despidos sin justificación; apreciar el trabajo por la apariencia física, así como minimizar el liderazgo femenino”, entre muchas otras. Lo irrefutable es que el “establishment” del boicot demuestra el máximo afán de afianzar ecosistemas político-académicos caducos.

Por otro lado, existen algunos casos de éxito (pocos, por cierto) en el que las sillas académicas de decisión las ostentan mujeres. Para muestra un botón; en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) de los 16 espacios que ocupa el Consejo Nacional solo cuatro son para mujeres; lo que corrobora la Dra. Pacheco haciendo mención que el “socializar en cargos administrativos; generar el deseo de estar en la administración; parecer honrada; parecer inteligente; saber hacer las tareas; estar capacitada con dos licenciaturas; tener reconocimiento nacional e internacional; trabajar con integridad”, son claves para lograr la máxima silla académica.

De lo anterior, se puede intuir que habrá una segunda parte en esta interesante investigación; quizá ahora con el testimonio de aquellas rectoras que han logrado asumir los retos de dirigir a la masa crítica universitaria y además implementar de manera eficaz, los cambios que se producen desde las políticas nacionales y la urgencia de llevar la ciencia básica y de frontera a la resolución de problemas societales. Tarea no menor de cara a una comunidad que viaja a velocidades vertiginosas. Dicho sea de paso, aún falta mucho por analizar para responder con certeza el ¿por qué no hay rectoras en México?

Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Coordinador del Doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de la Ciénega - UDG. Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara, co expertis y posgrados en estudios políticos y gobierno, filosofía política y educación @magdielgmg @Integridad_AC