Reflexiones sobre el #8M

El Día Internacional de la Mujer, como mucho hemos recalcado en redes sociales, es un día de lucha, no de celebrar. Pero creo que vale la pena decir que, no sólo el 8 de marzo las mujeres luchamos, lo hacemos diario, los 365 días del año. Quizás el 8M nuestra lucha es más visible porque la marcha, las redes sociales, las instituciones, las empresas y hasta la ciudad —gracias a las jacarandas— se pintan de violeta. Pero, ¿por qué luchamos? esa es una pregunta compleja a la que todas tenemos diferentes respuestas, pero la mía sería que luchamos por reclamar nuestro lugar en un mundo construido por y para los hombres.

Las mujeres, como concepto, hemos sido construidas como el “otro”, lo contrario a los hombres. Si ellos son inteligencia nosotras somos sentimiento, si ellos son destreza nosotras somos histeria, ellos ellos ellos, siempre ellos como el ideal que nosotras nunca seremos. Nosotras como seres incompletos. Nosotras sin historia, sin pasado y, en países como el nuestro, muchas veces con un futuro incierto. Nosotras que en primavera no podemos vestir frescas sin temor al acoso, nosotras que todo el año tememos no llegar a nuestros destinos, nosotras y nuestro presente constantemente inundado por el miedo. Pero el 8M no, ese es nuestro día, donde recordamos que, en este mundo en el que ellos nos hicieron a nosotras el otro, tomamos nosotras las riendas de quiénes somos, qué queremos y a dónde vamos. Salimos y lo reclamamos. Reclamamos nuestro derecho a decidir, a transitar libremente las calles, a recibir los mismos salarios, pero, más importante, reclamamos nuestro derecho innato a vivir, a no desaparecer, porque el 8M tenemos que recordarles que somos tan humanas como ellos pero que, a diferencia de ellos, a nosotras nos están matando.

Si me preguntan para mí qué es el 8M diría que es el día que recordamos que todo lo que tenemos es el presente y que, mientras nos mantengamos vivas, juntas construiremos un futuro donde el miedo y la violencia que sufrimos simplemente por ser mujeres no tengan lugar. Para mí el 8M es el día en el que les recordamos que no hay barreras lo suficientemente largas ni altas para detenernos. Nosotras somos la memoria de todas las que nos faltan y que ni este ni ningún texto podrían terminar de nombrar. Somos la ternura y el amor radical. Somos sororidad, somos rebeldía. Somos, a pesar de que a veces se siente como que este mundo se aferra a que no seamos.