Un año de la guerra

Curioso, en el día de los presidentes que dejó cerrados los mercados en Estados Unidos; el mandatario de ese país, Joe Biden; anda de gira, pero por Europa.

Y lo malo es que el presidente de EU no fue para estrechar lazos de amistad, no fue tampoco a buscar soluciones a la producción global de alimentos; no, fue literalmente a soplarle la nuca al oso ruso.

No solo la presencia de Biden en Ucrania y Polonia pone nerviosos a los mercados en una semana de limitada información económica; también pone tensos a los aliados rusos y hasta los países que se han mantenido relativamente neutros.

El próximo viernes se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania y en ese contexto parece que el Tío Sam quiere definiciones. Tal parece que está buscando como obligar a países como China e India para que tomen partido, y usa como ariete el affaire de los presuntos “globos espías” y la venta mundial de alimentos.

Por una parte, los chinos denuncian un exceso de fuerza de EU para tirar unos “inocentes globitos” que se le escaparon de las manos. Pero, por otro lado, el secretario de estado de EU; Antony Blinken, dice sin rubor que China está pensando enviar armas a Rusia. La nueva guerra fría cada vez toma más forma.

Pero del lado oriental también se mueven las piezas pues luego de este encontronazo entre EU y China en el marco de la Conferencia de Seguridad de Munich, el “jefe de la diplomacia” china Wang Yi, debe estar ahora en Moscú para hablar con su homólogo ruso Serguéi Lavrov.

Todo esto sucede cuando el presidente ruso Vladimir Putin hablará este martes ante el parlamento de ese país. Muchos esperan que el discurso pudiera ser una nueva señal de que no piensa bajarle a la tensión. Los especialistas esperan datos sobre la intención de Rusia de renovar o cancelar el acuerdo para exportar cereales.

Este acuerdo permite usar tres puertos ucranianos sobre el mar Negro para dejar salir barcos cargados con cereales. El objetivo es que los granos rusos puedan navegar por un corredor seguro hacia el mar Mediterráneo vía Turquía, a fin de menguar la crisis alimentaria global.

En caso de que Rusia se niegue a ratificar este acuerdo, China e India tendrían los incentivos o la necesidad de tomar partido porque ellos son, después de Rusia; los principales productores de fertilizantes en todo el mundo. Es decir, si Rusia se guarda sus cereales, India y China tendrían que aumentar la venta de fertilizantes al mundo pues de lo contrario se nos viene encima problemas de abasto de alimentos en los países pobres de África y América Latina.

Menudo lío el que se avecina y más aún cuando, tras un año de guerra, en EU también comienza a hablarse de un impeachment contra Biden por haber puesto en peligro a su país, ante el supuesto sabotaje estadunidense contra el gasoducto europeo Nord Stream. Feliz día presidente.