“El Pelusa” deja una segunda cara: adicciones y excesos

Con el fallecimiento de Diego Armando Maradona, el día de ayer, a los 60 años, uno de los momentos extra cancha más recordados en la historia de los mundiales y del astro, es sin duda el día que dio positivo en dopaje en la Copa del Mundo de Estados Unidos de 1994, un suceso que a la fecha genera polémica por la manera en que “El Pelusa”, fue seleccionado para entrar al control anti doping, su paso en Europa, particularmente en España e Italia, donde se adentró en un mar de adiciones y amistades con La Camorra, es decir, la mafia del país de la bota.

En aquel Mundial, la noticia del doping positivo de Diego Maradona, le dio la vuelta al planeta, pues con 33 años disputaba lo que parecía su último máximo torneo, y así fue, pero no como se esperaba. Ante Nigeria, al terminar el encuentro, una joven vestida de enfermera de la FIFA, fue hasta la cancha para llevar a Maradona al control anti doping, una escena inolvidable en la que él, pues fueron sus últimos pasos con la playera Albiceleste. El delantero con enojo inmortalizó la frase: “me cortaron las piernas”.

Pero fue en Europa donde la relación de él y la droga, subió de ritmo, pues sus amistades reconocidas con La Camorra napolitana que "garantizaba protección a mis hijas", dijo años después el “Pelusa”, no lo exentaron de sus escándalos: hijos ilegítimos, arrestos en Buenos Aires, rehabilitaciones fallidas y una serie de operaciones, consumieron a un Maradona que partió con seis décadas encima.

FRASE: "Cuando yo me drogaba, le hacía un favor a los rivales".