Las preocupaciones empresariales

El sector empresarial está muy preocupado por el futuro inmediato. Los analistas no vaticinan un buen año para la economía ni para la situación política del país. No crece la inversión privada porque hay incertidumbre sobre las decisiones gubernamentales y la falta de certeza jurídica, amén del clima de inseguridad que se vive. Los inversores americanos y canadienses no quieren arriesgarse en obras de generación de energías limpias por la competencia desleal que hacen las empresas paraestatales o hay temor ante el incumplimiento de las cláusulas del T-MEC.

Pero también influyen los factores externos, como el comportamiento de la economía y la inflación norteamericanas, los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China, la guerra entre Rusia y Ucrania, los precios del petróleo, el poco interés de la administración por el nearshoring, la amenaza china para México, los movimientos migratorios centroamericanos y caribeños y los resabios de la pandemia a nivel mundial.

Los emprendedores dudan ante la incertidumbre económica y política. En la primera, consideran que no se hace los suficiente para controlar la inflación, lo que puede llevar a la recesión, que el gobierno no hace lo suficiente para mover el crecimiento y el desarrollo, sobre todo por la creciente pobreza laboral, el mayor número de nuevos pobres, el errante comportamiento del empleo y la falta de incentivos para las inversiones del sector privado.

Preocupa a los capitales que se vean los récords de las remesas como un indicador de mejora económica, cuando es dinero que no genera el país y que representa el fracaso de las políticas publicas por no retener la mano de obra en México, además del aumento en el endeudamiento público.

La seguridad es otro tema que preocupa y ocupa a la iniciativa privada. El robo a negocios, al transporte en carreteras, los secuestros, la extorsión y el pago de derecho de piso son delitos que pegan directamente al empresariado, como los homicidios dolosos, de los que no están exentos los dueños del dinero. La inversión que hacen en mecanismos de seguridad privada e industrial solo encarece los precios al consumidor.

También influye en el ánimo de los hombres de negocios la situación política del país. El crecimiento de la violencia y la influencia del crimen organizado en el ámbito público angustian a los patrones. Perciben que se ha perdido en cierto grado la gobernanza en localidades o regiones del territorio nacional y que ante el retroceso del Estado de Derecho, las mafias suplen o imponen autoridades y hasta llevan administraciones paralelas, por lo que el pago de impuestos es doble.

Inflación, inseguridad, incertidumbre económica y política y complicado entorno internacional son los modernos jinetes apocalípticos que tiene que enfrentar en este 2023 la clase empresarial. Esperemos que, a pesar de todo, los emprendedores puedan sacar adelante a la nación, solo sus inversiones y tesón pueden generar empleo y fomentar el consumo para reactivar la economía.

Apostilla: Ahora que entró en receso la contienda electoral en el EDOMEX -por cierto, entidad donde se ha asentado la industria maquiladora-, es buena oportunidad para que la candidata aliancista, Alejandra del Moral, rediseñe su estrategia de comunicación. Las encuestas hasta el momento no la favorecen, pero la izcallense está a tiempo de revertir las tendencias y darle la vuelta a la texcocana Delfina Gómez, quien ha recurrido a la maquinaria corporativista de su partido para mantenerse a flote, ya que su prestigio personal está muy deteriorado por el affaire del diezmo arrebatado a los empleados municipales para “financiar” actividades proselitistas, lo que la colocó como una infractora electoral. Pero parece que la exlegisladora priista desaprovecha ese hándicap, cuando ha recurrido a la protección del gobernador Del Mazo en materia de comunicación social, porque soterradamente comparten al mismo vocero. La fallida política mediática sugerida por Jorge Alberto Pérez Zamudio solo ha alejado a la candidata de los periodistas.