Con caso Pliego surgen estragos del 2016, el año negro de Conade

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Luego de que la esgrimista México-Uzbeka Paola Pliego, ganara una demanda a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por daño moral, tras haber sido cortada de la selección mexicana de su disciplina para asistir a los Juegos Olímpicos de Río 2016, por un supuesto dopaje que fue detectado en el ahora clausurado Laboratorio Nacional Antidopaje y que fue analizado en Alemania, donde se reveló que era falso, fue en el año de la justa cuando la administración anterior a Ana Gabriela Guevara, es decir, la de Alfredo Castillo Cervantes, tuvo su peor etapa de escándalos.

Fue hasta el año de 2016 cuando las fallas que se presentaron en la máxima casa del deporte en México sacudieron a los deportistas y la imagen del organismo, pues previo a la justa veraniega, Paola Pliego fue congelada por un supuesto dopaje que arrojó el laboratorio que se ubica dentro de las instalaciones de la Conade; ella figuraba como una potencial medalla.

Las cosas se hicieron evidentes durante los Olímpicos de Río, pues en un inicio la vestimenta para la delegación mexicana conformada por 126 deportistas, 81 hombres y 45 mujeres, justa para la que se destinaron 43.7 millones de pesos para premiar su actuación, tuvo una propuesta para usar un traje típico de charro para el desfile de inauguración, que propuso María Luisa de Chávez, creadora de la indumentaria de cinco eventos anteriores, el cual, tenía un costo de 375 mil pesos por todos los atletas, pero Castillo Cervantes optó por usar la marca Hugo Boss.

Este cambio de vestimenta tan repentino para una delegación olímpica mexicana tuvo un costo de 4 millones de pesos aproximadamente, lo que generó polémica respecto a dejar de lado la tradición por el gasto.

Uno de los casos más sonados se dio también en el tema de la inauguración ya que justo en el Estadio Maracaná, se vio al titular de la Conade con su novia, Jaqueline Tostado Madrid, quien portaba el uniforme oficial de los atletas nacionales, esto al mismo tiempo que el boxeador Elías Emigdio y el halterófilo Bredni Roque, recibieron uniformes parchados y rotos, mismos con los que tuvieron que competir.

Otro de los escándalos lo experimentaron los clavadistas nacionales Rommel Pacheco y Jahir Ocampo, a quienes se les negó repetir un clavado, lo que generó declaraciones de Alfredo Castillo, mismas que condenó la Federación Internacional de Natación.

De esta manera el año de 2016 se convirtió en uno de los más polémicos para el deporte olímpico mexicano, el cual solo consiguió cinco medallas, tres de plata y dos de bronce.