Davos y la globalización

Tenemos la oportunidad, según los especialistas, de que el mundo ponga sus ojos en México y despegue finalmente la economía; claro, si el gobierno entiende que debe abrir las fronteras a otros socios comerciales, tener nuevos tratados con más naciones y no depender de la economía norteamericana. Pero eso requiere de desechar los principios populistas de la economía estatizada, de no suponernos autárquicos, no creer que somos autosuficientes para la producción y el consumo, no ideologizar las actividades comerciales, reconocer la necesidad de abrirse a la inversión extranjera en áreas como la generación de energías -sobre todo limpias-, comprometerse con la ecología y el cambio climático.

En Davos se analizó el gran reto que tienen los gobiernos del mundo para enfrentar los nuevos peligros que amenazan la estabilidad global, producto de una recesión generalizada por alta inflación, creciente hambruna, crisis energética -acrecentada por la guerra en Ucrania-, y una emergencia climática. En el Foro trascendió la firme convicción de que la globalización solo tuvo una pausa por la pandemia y la guerra que afectaron las cadenas de suministros, pero vaticinan un futuro promisorio para México si el régimen se pone las pilas. La inversión Extranjera Directa creció en el primer trimestre del 2022 en 63 por ciento al captar 19 mil 427 millones de dólares.

Pero esa inversión foránea debe ir acompañada de certeza jurídica, apertura comercial, más exportaciones y nuevas importaciones. Lo que no se debe permitir es utilizar los programas sociales como paliativos de corto plazo para abatir la pobreza, dádivas que no resuelven las carencias de la gente, porque para los políticos es más redituable mantener a la población en la miseria.

Rogelio Montemayor escribió en un ensayo que los retos de México son la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la inseguridad y el cambio climático. Urgente es erradicar la primera -dice-, a través de los programas sociales, cuya efectividad no puede limitarse a lograr una mayor cobertura de familias, sino medir cuántas familias abandonan su situación de pobreza. Lograr que la gente salga de esta, mediante programas que amplíen la capacidad de los hogares para superar las carencias que padecen y aumentar su potencial para generar más ingresos. La política social debe proponerse que los pobres tengan acceso a servicios de educación y salud de calidad. Montemayor señala que lograr que una familia salga de la trampa de la pobreza requiere de generar oportunidades de empleo o autoempleo que permitan satisfacer las necesidades de alimentación, adquisición de bienes y servicios y acceso a vivienda digna. Se necesita un nuevo equilibrio entre gobierno, sector privado y ciudadanía, compartir propósitos y respetar el Estado de Derecho.

No al uso clientelar de los programas asistenciales que solo palean la pobreza, pero garantizan votos.

Apostilla: Más allá de la guerra sucia y la persecución judicial que promueve el gobernador de Tamaulipas en contra del equipo de Américo Villarreal, este recibe el respaldo de su partido, legisladores y gobernadores morenistas rumbo a las elecciones del 5 de junio. Sin caer en la trampa de estériles debates, Villarreal se concentra en una propuesta de real beneficio para la gente, atender el problema de la inseguridad, atacar el problema de las desapariciones forzadas que azotan al estado y crear una Guardia Estatal que, en coordinación con federación y entidades vecinas, logre la paz y detone el crecimiento.