Daniela Durán, quien llegó a la Ciudad de México a los 17 años, ha compartido su impactante experiencia en una organización que prometía sanar heridas emocionales y ofrecer liderazgo. En una entrevista con el activista Pablo Salum, Durán reveló detalles perturbadores sobre las prácticas coercitivas y explotación que presuntamente ocurrían dentro de la organización.
Durante su estancia, Durán fue captada por la familia de su entonces novio, quien pertenecía a una prominente familia en México. A través de seminarios de liderazgo y prácticas coercitivas intensas, la organización buscaba cambiar la personalidad de sus miembros y manipularlos desde un espacio vulnerable.
La estructura de la organización estaba compuesta por un líder y su grupo de confianza, mientras que los líderes de confianza tenían su propio círculo interno. Durán se involucró gradualmente en el círculo interno de la familia de su novio a medida que avanzaba en el programa de liderazgo.
Una de las experiencias más significativas de la organización era un viaje a una montaña en Chile, al que asistían personas de todo el mundo. Aquellos que no podían permitirse realizar el viaje eran considerados personas mediocres que no creían en el grupo. Durán afirmó que durante su tiempo en la organización presenció insinuaciones sexuales y relaciones con el líder, especialmente hacia las mujeres que ocupaban altos cargos de liderazgo. Incluso mencionó que el fundador supuestamente entregó a su propia hija a otro socio como presunta esclava.
"En el rango jerárquico, las mujeres eran esclavas para la limpieza, para la conciencia, para complacerlo sexualmente. Veían a las chicas de las que se rodeaba y todas eran hermosas. Él mandaba a personas de su confianza a trabajar a las otras chicas, las invitaban, las alzaba, jugaba con su autoestima" dijo la joven
Durán también participó como editora de libros publicados por la organización, muchos de los cuales fueron supuestamente robados. Fue en ese momento que se dio cuenta de que los cursos y experiencias en la montaña eran utilizados para exprimir emocional y económicamente a los participantes. Técnicas coercitivas como temazcales, caminatas sobre fuego y lavado de cerebro eran empleadas para manipular a los miembros.
Finalmente, Durán destacó que no había avances personales ni profesionales genuinos en la organización y que existían intereses ocultos, prácticas de grooming y explotación sexual. También se mencionó el presunto lavado de dinero, con ingresos millonarios por los cursos de varias semanas en la montaña.
Foto tomada de redes sociales