INE, justicia discrecional y selective

El INE ha declarado la guerra a Morena, no sabemos claramente por encargo de quién, pero las entrañas nos lo dicen, pues el golpe sólo beneficia a aquellos que no pueden ganar, ni haciendo alianza con sus antítesis. Pero ni así podrán obtener el favor de los votantes que ya antes les dieron la espalda.

La intención es clara, no hay engaño, las preferencias y la orientación de quien dirige el Instituto Nacional Electoral, que hoy sancionan. atenta contra el principio constitucional del Derecho a ser votado que todas y todos los mexicanos tenemos.

La legitimidad de la democracia mexicana exige garantizar a la ciudadanía un ejercicio eficiente y transparente del erario y sobre todo una fiscalización sin filias políticas de parte de los encargados de vigilar los diferentes procesos electorales. La relación entre dinero y política se ha convertido en uno de los grandes problemas del gobierno democrático de la 4T, pero no así del Instituto Nacional Electoral.

La ciudadanía harta de los privilegios de los grupos dueños del poder corruptor han optado pintar el 6 de junio el país de guinda. El INE es, en los hechos el defensor de Status Quo y echa a andar un oscuro mecanismo para bajar candidatos peligrosos de Morena. El INE se ha convertido en un organismo de justicia discrecional y selectiva.

Los grandes escándalos de corrupción en los ámbitos federal y locales se vinculan a las campañas políticas y aunque hay investigaciones penales en curso en manos de la Fiscalía para Delitos Electorales, Fepade, siguen sin imponerse castigos ejemplares. En ciertos casos, pareciera que el INE carece de las herramientas técnicas y de inteligencia financiera para investigar y sancionar actos de corrupción en elecciones y ello ha provocado desconfianza en la organización electoral, poniendo en riesgo la credibilidad de los resultados de la elección de este año.

México ha sido sacudido por una sucesión de grandes escándalos de corrupción, casi todos con una relación directa o indirecta con el financiamiento de campañas.

En el año 2000, volteó para otro lado con los Amigos de Fox, que le permitió al guanajuatense crear una red ilegal de financiamiento a su campaña. El INE sólo impuso una multa.

Igual pasó por alto el Pemex Gate con otra multa.

En 2006, no hizo nada ante la compra de espacios de publicidad política para frenar a Andrés Manuel López Obrador, provocando una clara inequidad en la competencia en favor de Felipe Calderón.

No inhabilitó a los candidatos del PRI y nadie fue castigado por el caso Monex, donde Enrique Peña Nieto habría gastado 13 veces más del tope permitido por la ley electoral. Tampoco hizo nada ante la abundante información sobre los sobornos de la constructora Odebrecht a campañas del PRI durante 2009-2015.

El Comisión de Fiscalización del INE detectó que el candidato independiente a la Presidencia de la República, Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, utilizó a funcionarios del gobierno de Nuevo León para recabar firmas en horas y recibió aportaciones ilícitas por casi 12 millones de pesos.

Dejaron pasar delitos graves de corrupción e incluso de lavado de dinero y, sin embargo, el INE le quita candidatos ganadores a Morena por nimiedades, por felicitaciones en internet y publicaciones en Facebook. Como en 2016, en donde el INE también pretendía retirar el registro a los candidatos al gobierno de Zacatecas y Durango, casualmente también de Morena.

Hoy el INE, en su batalla contra Morena, no quiere cumplir con la ley y (en su dicho) “evitar acciones que ensuciaran la elección”; nunca quitó una candidatura por delitos contra la democracia. Hoy castigan a Morena por actuar dentro de nuestros estatutos, los cuales no prevén precampañas, pero el INE insiste en aplicar la lógica de otros partidos y otros procedimientos para interpretar nuestro actuar.

No somos iguales, no nos pueden castigar por ser diferentes. Recurriremos a todas las instancias legales y acciones políticas pacíficas a las que tengamos derechos para frenar esta nueva ofensiva de las fuerzas conservadoras.