Iglesia se adecua a la era coronavirus

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Una de las actividades de mayor riesgo durante esta temporada de pandemia es el acudir a misa, según la Texas Medical Assosiation, por eso es que estos recintos religiosos toman sus medidas para evitar contagios y al mismo tiempo dar el apoyo espiritual que también la etapa requiere.

Ante ello, la Iglesia de Cristo Rey, en la colonia Raúl Romero, en Nezahualcóyotl, toma diversas previsiones sanitarias. Una de ella fue la colocación de un túnel y tapete sanitizantes, por donde cada feligrés debe pasar antes de ingresar a misa, para que luego se le tome la temperatura.

Siguiendo las medidas para la reapertura de cultos religiosos, es que se pide el uso obligatorio de cubrebocas, además de la repartición de gel, lo cual ha generado mayores costos para la iglesia que funciona sólo con 30 por ciento de su capacidad y por ello transmite vía redes sociales las misas.

Javier Martínez, uno de los fieles, ya sabe que debe acudir con su cubrebocas y que sólo dos personas pueden sentarse por banca, a los costados, en las cuales letreros recuerdan el uso obligatorio del mismo.

También frente a la iglesia se indican dichas exigencias de las autoridades eclesiásticas y gubernamentales.

Destaca que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ofreció una serie de lineamientos generales para la reapertura gradual de los templos en el país, en las que se pide guardar en todo momento las medidas de higiene y sanitización giradas por las autoridades civiles y eclesiales.

El párroco de Cristo Rey, Héctor Caravantes, en entrevista con ContraRéplica, explicó que para evitar que más personas ingresen, se cierran las puertas de la iglesia al iniciar la misa y cada hora se realiza una, para evitar que haya saturación, sobre todo los domingos.

Para guardar la sana distancia, otra de las medidas adoptadas fue no darse la paz de manera física, y los espacios de la fila para recibir la comunión, han sido marcados en el suelo.

Además, se compró equipo para sanitizar el recinto religioso y litros a granel de alcohol en gel para repartir entre los feligreses, cloro y pino, para limpiar pisos, bancas y demás al interior de esta iglesia.

El costo, indica el sacerdote, ha sido elevado en comparación a la baja en ingresos, ya sea por misas para bodas, quince años y otros eventos litúrgicos, así como limosnas.

“Pero no me quejo porque la gente ha sido muy dadivosa y nos sigue ayudando”, dice el padre Héctor; sin embargo, parte de los costos de esta iglesia los ha enfrentado con su tarjeta de crédito. Él, como muchas personas, asegura que vendrán tiempos mejores para pagar las deudas.

Sin embargo, han sido 7 mil pesos que se destinaron en la adquisición de los líquidos y gel para contener al virus.

Como sucede en los demás lugares de trabajo o de servicio, en esta iglesia también las personas de la tercera edad deben quedarse en casa. Aquí hay dos sacerdotes considerados de alto riesgo, por edad y otro por discapacidad.

Leticia Pérez es otra de las creyentes de esta zona que acude a esta iglesia, su parroquia de la zona don. Dice sentirse más segura con los cuidados que ha puesto en la sanidad este templo, uno de los más antiguos de este municipio mexiquense, indica mientras se limpia las suelas de los zapatos en los tapetes sanitizantes.