Jonatan Giráldez, el alumno aventajado se hizo maestro

AFP

En 2012, Jonatan Giráldez llegó a Barcelona con 19 años y apenas sin dinero. Encadenó pequeños trabajos para sufragarse los estudios y desde el fútbol base llegó a ser entrenador del Barça femenino, al que hizo campeón de Europa este sábado.

La historia de Giráldez (31 años) comienza lejos de Cataluña, en el otro extremo del norte de la Península Ibérica, en Galicia. Allí nació en Vigo en 1991 y allí tuvo sus primeras experiencias jugando al fútbol en clubes modestos, el Sárdoma, el Coruxo y el Areosa.

Pero pronto decidió que su camino en el fútbol no estaba dando patadas sobre el césped sino dirigiendo desde la banda.

Con ese sueño apostó por formarse y puso rumbo a Barcelona, donde se formó en preparación deportiva en el deporte.

Llegó con una pequeña cantidad de ahorros, casi lo justo para alquilar un piso en un primer momento, y para sufragarse la vida en Barcelona fue encadenando diversos trabajos modestos, algunos de ellos todavía visibles en sus perfiles en webs de búsqueda de empleo.

Fue así como descubrió sus dotes para convencer a viandantes captando socios y donaciones para Cruz Roja o asociaciones contra el cáncer.

También fue empleado de diversas cadenas de comida italiana, venta de material deportivo o de productos para el bricolaje. Pero mientras tanto seguía teniendo claro que su futuro no pasaba por servir tiramisús, vender camisetas para 'runners' o cajas de herramientas.

Su formación le fue abriendo paso en entidades importantes del fútbol catalán. Fue sucediendo masters, con cursos y con proyectos que ya hacían presagiar su labor para el fomento del fútbol femenino, como el que tituló "El camino hacia la igualdad en el fútbol".

En el Espanyol trabajó con los cadetes y de allí pasó a la Federación Catalana de Fútbol, donde también se encargó del fútbol base y llegó a ser seleccionador de infantiles.

El FC Barcelona le abrió entonces las puertas y en 2019 pasó a ser miembro del cuerpo técnico de Lluis Cortés, el entrenador que llevó al club al primer título de Champions en 2021.

Una de las fotos favoritas de Giráldez es de aquella final, cuando posa con el trofeo en el estadio de Gotemburgo.

Poco después, Cortés iba a renunciar al cargo y el Barça iba a confiar el futuro del equipo femenino a un joven de 29 años.

- La Champions, entre sueño y obsesión -

Giráldez tenía las ideas claras y una obsesión: convertir al Barcelona en el mejor club europeo del fútbol femenino.

En su primera temporada ganó el doblete nacional, Liga y Copa de la Reina, pero en la Champions vivió la decepción de la caída 3-1 en la final de Turín ante el Lyon. Una enorme desilusión simbolizada en las lágrimas de la Balón de Oro Alexia Putellas sobre el césped.

Pero Giráldez no se dejó hundir anímicamente y desde el día después de aquella final pensó en cómo estar presente en la final de Eindhoven de este 2023.

"Una de las primeras conversaciones que tuve con Jonatan fue precisamente sobre la final del año pasado (derrota del Barcelona por 3-1 ante el Lyon en Turín) y cómo el equipo había aprendido más en un partido que en toda una temporada. Esa es la mentalidad de un equipo de muy alto nivel. Quería arreglar las cosas, pensando en una final para la que todavía no estaba clasificado", explicó la inglesa Lucy Bronze, defensa del Barcelona y que este sábado sumó su cuarto título de Champions, después de tres con el Lyon.

Levantar el trofeo en el Philips Stadion este sábado ha terminado dando la razón a Giráldez en su largo viaje desde ser un 'teenager' soñador a un técnico campeón de Europa en apenas una década, pero sin olvidarse de sus orígenes.

En una entrevista reciente con los medios del club le pusieron un vídeo de su abuelo felicitándole por sus éxitos y Giráldez no pudo evitar emocionarse.

"Se me ha metido algo en el ojo", bromeó mientras se secaba las lágrimas. "Me gusta mucho jugar a las cartas con él cuando voy allí a verle. Normalmente le gano", sonrió.