La clave para Morena es la unidad

Sin unidad y sin movilización Morena no va a ganar, por lo menos no todo lo que necesita para consolidar la 4T. En esta entrega hablaré solo de la unidad, ya habrá oportunidad de analizar la movilización.

Todavía no concluye el proceso de selección de sus candidaturas y ya empezaron las divisiones, las fracturas, los resentimientos, las decepciones. Y no tanto por las designaciones en sí, sino por la forma en que se están realizando. Olvidan la frase célebre de Jesús Reyes Heroles, “en política, la forma es fondo”.

No es posible que lleven a cabo un proceso de designación sin haber tejido fino, cabildeado, convocado a los principales actores de cada estado o alcaldía. Y no necesariamente para realizar el reparto del pastel, sino para legitimar el proceso. Transparencia e inclusión, le llaman.

Los enormes vacíos generados en la dirigencia nacional y en las dirigencias locales, en el mejor de los casos, fueron llenados por los gobernantes o aspirantes más fuertes. Cuando dichos actores políticos actuaban en consecuencia, construyendo desde abajo su candidatura, su designación fue bien recibida o por lo menos aceptada.

Cito solo dos ejemplos claros en la CDMX. La alcaldesa de Iztapalapa, Clara Marina Brugada, a pesar de tener una gran aceptación en su demarcación y excelentes números en las encuestas, se dedicó a ratificar acuerdos con sus aliados, de tal forma que facilitó el trabajo de la dirigencia local y nacional de Morena. Su candidatura natural dio tranquilidad a la poderosa Iztapalapa.

Por otro lado, Armando Quintero, alcalde de Iztacalco, que venía de no cumplir algunos acuerdos y que tenía descuidados a varios actores políticos importantes de su demarcación, cuando vio que se le quería colar por la cuota de género la diputada local Lourdes Paz, reaccionó y comenzó a construir, como solo la experiencia política enseña a hacerlo. Logrando, en poco tiempo, sumar y lograr consenso en su designación.

Sin embargo, también hubo casos en los que, los gobernantes o los aspirantes más fuertes, simplemente no supieron o no quisieron tejer el acuerdo local que les blindara de posibles inconformidades. Y todavía esperan dos posibles escenarios, que sea la dirigencia la que baje a construir el acuerdo que sume a los disidentes o que simplemente se dé un manotazo en la mesa, para aquellos y aquellas que legítimamente cuestionen lo ocurrido.

Aunque mucho tuvo que ver en la complicada coyuntura que atraviesa el partido en la CDMX, el profesor René Bejarano les dio a los verdes dirigentes de Morena una gran lección política. Bejarano salió a hacer su tarea y llamó a la unidad y cerrar filas con Morena en torno al proyecto que representan el presidente Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum en la CDMX. Y sacando la experiencia que lo caracteriza, remató con un “habrá manera de sumar a tod@s en el proyecto”. Si los designados y designadas entienden el mensaje y construyen la unidad en cada alcaldía y en cada distrito, ganará Morena.

ENTRE GITANOS

Los que se frotan las manos, ante el relajo que se traen con las encuestas de Morena en Coyoacán, son los precandidatos de la alianza PAN-PRD-PRI. Ya que mientras en Morena se dividen, en la oposición siguen sumando. La dirigencia morenista debería de enviar a alguien que logre articular y sumar a todos los equipos, grandes y pequeños, militantes y simpatizantes. Incluyendo a todos, en un gran acuerdo. Así como lo hizo Citlalli Hernández en Nuevo León. Veremos si le dan la importancia que merece o de una vez le endosan el triunfo a la oposición. Un poco de voluntad política puede salvar a Coyoacán.