Lula y el paralelismo con la Cuarta Transformación

José Narro Céspedes

Recibimos con mucho cariño a Lula da Silva en el Senado de la República. Quienes asistimos a este histórico momento, salimos conmovidos, emocionados, y absolutamente seguros de que vamos por el camino correcto.

Casi al igual que en México, Brasil tiene 513 diputados. El expresidente Lula inició su plática, recordando que cuando era joven y fue por primera vez a la Cámara de Diputados descubrió que solo había dos diputados que representaban a los obreros. En esa visita se convenció de que en la política debían estar representados los ciudadanos de la clase trabajadora, los obreros y los más pobres. Al igual que quienes venimos de los movimientos históricos de izquierda como nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, Lula nos habló de la travesía y lucha política que recorrió, para llegar por la vía de la democracia a la construcción de su partido político. Que al igual que Morena, primero fue un gran movimiento social de izquierda, y después con mucho trabajo político se convirtió en partido.

Existe un enorme paralelismo entre el gobierno de la cuarta transformación de la vida pública de México y el gobierno de Lula da Silva. Como gobernantes de izquierda, la prioridad es que los pobres sean considerados en el presupuesto, ya que los más pobres nunca han sido parte del sistema capitalista. Las élites han negado a las clases sociales más pobres, incorporarse como iguales al sistema económico durante siglos. En cambio, los gobiernos de izquierda de Latinoamérica colocamos a las clases sociales más pobres como prioridad dentro del presupuesto. Deben participar en el presupuesto, no ser excluidas de él.

El “milagro brasileño” del que nos habló Lula fue que descubrió que la gente pobre no es el problema, sino que son la solución. Basta que se les incluya en el sistema, que se les de dinero y que se les de trabajo para que el dinero circule y la economía se fortalezca. Sólo debía incluir al pobre en el sistema, volverlo un consumidor, para que pueda comprar su comida, sus cuadernos, sus frijolitos. En Brasil se creó un programa parecido a los programas de Bienestar de México, se llama Programa Bolsa Família. En una ocasión el presidente Lula fue a visitar a una abuela, la abuela agarró un lápiz y lo partió con sus manos a la mitad, entonces le dijo a Lula: “Mira Lula, esto es lo que puedo darles a mis dos nietas, y tomó los dos pedazos de lápiz, pero después del Programa de Bolsa Família, ya compro una caja de lápices, y a mis nietas nos les da vergüenza ir a la escuela porque ahora van cada una con un lápiz completo”.

La política de inclusión social de México es la misma que la de Brasil. Por eso la elite conservadora ataca con tanta rabia y odio a nuestro Movimiento de Regeneración Nacional, porque no soportan compartir con los más pobres, la riqueza que el pueblo trabajador produce.

Lula lo explicó de una forma muy sencilla: “Les incomoda ver al pueblo en el teatro, en el restaurante, en el avión; se enojan al ver que una trabajadora doméstica tiene vacaciones o un sueldo fijo, o que un obrero tiene una jornada limitada de trabajo. Según la lógica de las elites conservadoras, la universidad es un lugar de ricos no de pobres, así piensan. Por eso se enojan tanto con los gobiernos que trabajan para el pueblo”

Las políticas de inclusión social dinamizaron la economía de Brasil. La gente comenzó a tener dinero, empleo, y la economía generó ganancias para los empresarios y para los pobres. En medio de la crisis de 2008, el milagro brasileño generó 20 millones de empleos formales. Ese país salió adelante porque decidieron que el pueblo pobre formaría parte de la sociedad y debía ser tratado con dignidad.

Brasil llevó a cabo la mayor política de inclusión social que no se había visto en la historia de América Latina. De manera que se debe entender que los programas sociales no son gastos, son inversiones. Pero esa fue una de las principales razones por las cuales las élites conservadoras hicieron todo para deponer a un gobierno democrático electo, a través de un golpe de estado disfrazado de juicio político. De manera que, a la mitad de su periodo de gobierno, la derecha ultraconservadora depuso a la sucesora de Lula da Silva.

Recordando los oscuros sucesos en que Lula fue encarcelado injustamente, y su sucesora depuesta de la presidencia en un proceso claramente intervencionista; el expresidente Lula da Silva nos advirtió que: “López Obrador es un regalo que este país ha recibido. Un hombre como Andrés Manuel no nace todos los días, y menos llega alcanzar la Presidencia de la República. Morena siempre será muy atacada y criticada. La élite mexicana no va a querer una política de bienestar porque no quieren que la gente progrese, como en ningún país del mundo. Está claro que ustedes están en el camino correcto, que no podemos pensar que solitos vamos a arreglar México, hacen falta más alianzas y aliados, hacen falta más gente como ustedes, es motivo de orgullo para la generación de ustedes. México es un país tan grande y fuerte porque ha tenido tantas revoluciones sociales, y ahora tienen a López Obrador. Una persona preocupada sinceramente por el pueblo, llena de generosidad. Porque el mundo necesita generosidad”.

El PT de Brasil tiene mucho que aprender de México, y los militantes de Morena, así como los representantes del pueblo de México tenemos mucho que aprender de lo que sucede en Brasil. Es urgente que Morena y los referentes políticos participemos con mayor actividad en las instancias internacionales. Debemos dar a conocer los logros de nuestro proyecto, así como todas las cosas buenas que hace nuestro gobierno. También debemos incentivar a los demás latinoamericanos a que hagan lo que hacemos para mejorar la calidad de vida del Continente. Lograr que todos los habitantes de nuestro continente por lo menos vivan en la justa medianía será el reto de la primera mitad del siglo XXI, pero primero van los pobres.