México y el mpox

La reciente declaración del doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) debido al recrudecimiento de la viruela símica (mpox) en África, es un recordatorio alarmante de los desafíos globales de salud que enfrentamos. Este brote, que afecta principalmente a la República Democrática del Congo y sus vecinos, ha encendido las alarmas en la comunidad internacional.

En un contexto donde el mundo aún se recupera de la pandemia de COVID-19, la aparición de un nuevo clado del virus de la mpox representa una amenaza que no puede ser ignorada. La OMS, al activar el Reglamento Sanitario Internacional (2005), ha subrayado la gravedad de la situación. Sin embargo, la verdadera pregunta radica en si la respuesta global será suficiente para contener este brote.

La doctora Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS para África, señaló la importancia de una colaboración estrecha con las comunidades y gobiernos locales. Esta estrategia, aunque necesaria, revela una verdad incómoda: la falta de atención previa a la viruela símica en África. El virus, endémico en varias regiones del continente, no había recibido la prioridad que merecía hasta que se convirtió en un problema global en 2022.

La propagación de la viruela símica fuera de África, particularmente en países que antes no habían registrado casos, es un indicio claro de la necesidad de una vigilancia más estricta y de un esfuerzo coordinado a nivel internacional. Los brotes recientes en Burundi, Kenya, Rwanda y Uganda son un testimonio de la capacidad del virus para cruzar fronteras y adaptarse a nuevas condiciones, lo que complica aún más su contención.

El profesor Dimie Ogoina, presidente del Comité de Emergencias del RSI, ha enfatizado que la mpox constituye una emergencia no solo para África, sino para el mundo entero. La complacencia que permitió la expansión del virus en 2022 no puede repetirse. Es esencial que las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19 se apliquen de inmediato para evitar un desastre mayor.

El hecho de que la OMS haya activado su Fondo de Contingencias para Emergencias y esté coordinando con socios internacionales como Gavi y UNICEF para facilitar el acceso a vacunas y tratamientos es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, la cuestión del financiamiento sigue siendo crítica. La OMS estima que se necesitarán al menos USD 15 millones para financiar las actividades de vigilancia, preparación y respuesta.

En México ha sido un atino de la próxima titular del poder Ejecutivo federal, Claudia Sheinbaum Pardo, haber emitido la designación del próximo titular de la Secretaría de Salud, el doctor David Kershenobich, ya que su categoría de científico ha impulsado un trabajo de prevención, atención y restauración ante una posible emergencia que pudiera darse en los próximos 30 días, cuando asuma el nuevo gobierno su encargo.

El mundo no puede permitirse ignorar la viruela símica. La historia reciente nos ha mostrado que la falta de acción oportuna puede tener consecuencias catastróficas. La OMS ha sonado la alarma, pero es responsabilidad de todos, gobiernos, organizaciones y ciudadanos, asegurar que esta crisis no se convierta en otra pandemia descontrolada.

*Periodista | @JoseVictor_Rdz
Premio Nacional de Derechos Humanos 2017