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Pese al encierro, internos e internas celebran llegada del Año nuevo

Pese al encierro, internos e internas celebran llegada del Año nuevo

Nación martes 31 de diciembre de 2024 -

Claudia Bolaños

La llegada del 2025 es una celebración que no pasa desapercibida para la mayoría de las personas en todo el mundo, y lo mismo sucede con quienes purgan una sentencia o están a la espera de su enjuiciamiento en la Ciudad de México.

Esta noche vieja, última del 2024, en los centros de reclusión de la capital del país, se servirá una cena especial: pozole y sopa de coditos con jamón; sin embrago, familiares de muchos y muchas les llevan este 31 de diciembre comida que ellos compartirán en sus hogares.

Por ello, este martes, varias personas llegan con sendas bolsas, con trastes que contienen deliciosas viandas que se acostumbran degustar en cada llegada de año nuevo.

Romeritos, bacalao, pierna, lomo, ensalada de manzana, pastel, y muchas exquisiteces más, son entregadas con cariño a quienes están privados y privadas de su libertad.

Luego de convivir con sus seres queridos, cuando se van y tan solo quedan las personas vestidas de beige o de azul marino, colores reglamentarios de los uniformes de quienes no han sido compurgados, y los que sí, respectivamente, ellos y ellas también celebran.

“Esta noche cada quien saca lo que le llevo su familia, y lo compartimos. Hay quienes no reciben visita, pero también se les invita”, narra una interna a CONTRARÉPLICA.

También hay quienes degustan la cena institucional que se sirve este 31 de diciembre, y antes de la llegada del Año Nuevo, todos deben estar en sus celdas, para que sean cerradas.

Dentro hay quienes bailan, cantan y se dan el abrazo, con la esperanza de una mejor mañana.

“Hay quienes se ponen muy nostalgicos, bueno creo que a todos nos pasa, que pensamos en nuestras familias, pero varias, por lo menos aquí lloran al acordarse de sus hijos, de sus padres, de sus hermanos…. Otras se dan ánimos y brindan con refresco, y bailan entre ellas”, es la narración compartida.   

El deseo de Año Nuevo para muchas personas privadas de la libertad en alguna de las cárceles de la Ciudad de México, es alcanzar su libertad, aunque pudiera parecer un milagro, “la esperanza es lo último que muere”.

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RN/CR

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