Solucionar pacíficamente nuestras diferencias

Toda sociedad busca vivir en forma armónica y ordenada. Para eso están los límites que impone el estado (a través de la Ley). Fuera de esos límites, no hay orden ni armonía.

De igual forma, en los diversos entornos en los que nos desenvolvemos, debemos "sacrificar" un poco de nuestros intereses, opiniones y puntos de vista, para buscar la armonía en nuestras relaciones; reconocer que nuestros intereses y necesidades no son más importantes que los de las demás personas, y que nuestros puntos de vista e interpretaciones, no constituyen una verdad absoluta sobre las cosas.

La solución pacífica de "conflictos" o "controversias" es una herramienta útil en la búsqueda de una mejor convivencia social.

Trabajar para la paz es vivir en paz, más allá de que los conflictos se resuelvan o no en lo inmediato.

Negar, eliminar, tratar de superar, el conflicto, sin reconocer las causas y razones que lo generan, usualmente no ayuda a mejorar la situación.

Si en la supuesta solución de una diferencia hay vencedores y vencidos, el conflicto no se supera sino que se ahonda más.

"Resolver" un conflicto implica generar o restablecer el equilibrio y la armonía en nuestra relación con los demás, equilibrio que en muchas ocasiones hemos roto a causa del cúmulo de energía negativa liberada a través de pensamientos y acciones negativas. Para ello, se debe variar el polo de frecuencia en el que nos desenvolvemos. Pasar de lo negativo a lo positivo, y comenzar a actuar simplemente con amor, sin dejarnos conducir en nuestras decisiones y acciones por el polo opuesto: el miedo.

Todo proceso de interacción social, desde la relación de pareja, la conformación de equipos, la vida en comunidad, hasta la organización social bajo el modelo de estado, son procesos complejos, dada la dinámica de las relaciones personales (cada cabeza es un "mundo").

La pluralidad de ideas, opiniones y puntos de vista, debería reconocerse como una fortaleza de la interacción social, y no como un problema o debilidad.

La toma de decisiones colectivas se enriquece de la diversidad de opiniones. Nada es más democrático que la pluralidad.

La voz de las minorías (discurso contramayoritario) no debe ser ignorada. En la toma de decisiones de las mayorías, deben escucharse y considerarse aún aquellas opiniones incómodas. La pluralidad tiene un valor fundamental, que desafortunadamente como sociedad, no hemos sabido reconocer y aprovechar.

Sin embargo, aún hoy en día, existen partidarios de la uniformidad del pensamiento, quienes critican y hacen burla de ideas que no comparten, o simplemente las ignoran o invisibilizan.

Flor de Loto: ¿Estamos dispuestos a "sacrificar" una parte de nuestra individualidad para trabajar por la paz, y convivir con los demás en forma armónica?, y si es así, ¿Hasta qué punto? ¿Cuál es el límite?