Unir a EU: la meta principal

Mientras que el presidente Trump y su equipo se preparan para interponer lo que seguramente serán decenas de demandas frívolas, el equipo de campaña del equipo Biden-Harris trabaja ya en convertirse en un equipo de transición. Los resultados de la elección, aunque favorables para los demócratas en el Ejecutivo, también trajo consigo una serie de derrotas y pérdida de escaños en la Cámara baja. Aunado a esto, tenemos una batalla por el control de la Cámara alta, en donde las dos posiciones del Senado en Georgia definirán si el control de este lo mantienen los republicanos, los demócratas, o si resulta en un empate.

Sea cual fuere el caso, los miembros de la administración de Biden estarán obligados a negociar con los republicanos en cada paso que den, con excepción de aquellos puntos que se puedan emprender con un sólo decreto presidencial, la herramienta preferida del presidente Trump durante su mandato. Esto, sin duda, abre la puerta para que los dos partidos trabajen de la mano en dar retroceso a tantos errores de la Administración saliente y así buscar en unidad la manera de sacar a Estados Unidos de la profunda crisis sanitaria y económica por la que está pasando.

Las prioridades del presidente electo Biden serán temas migratorios, echando atrás múltiples políticas inhumanas instauradas por el clan Trump, así como la instalación de un sistema de jueces eficiente para dar audiencia de manera rápida a las decenas de miles de migrantes buscando asilo. De igual manera, buscará abrir camino para obtener la ciudadanía a los casi 700,000 beneficiarios del programa DACA, conocidos como dreamers y así regularizar su presencia en el único país que consideran su hogar. Recordemos que cerca del 80% de ellos son de raíces mexicanas.

En el ámbito internacional, Biden buscará regresar a Estados Unidos al liderazgo mundial en temas de cambio climático (Acuerdo de París), energías renovables, seguridad mundial (acuerdo con Irán), salud (OMS) y derechos humanos (Consejo de Derechos Humanos de la ONU), entre otros.

El triunfo de Joe Biden ha sido reconocido por aproximadamente 70 líderes alrededor del mundo, entre los cuales destacan Laurentino Cortizo, de Panamá; Luis Lacalle, de Uruguay; Sebastián Piñera, de Chile; así como los gobernantes de Argentina, Costa Rica, Guatemala, Honduras y Colombia. Incluso el venezolano Nicolás Maduro envió su felicitación, resaltando que él “siempre estará dispuesto al diálogo”.

Fuera de Latinoamérica, expresaron sus felicitaciones Justin Trudeau, de Canadá; Ángela Merkel, de Alemania; y Boris Johnson de Reino Unido. Las notorias excepciones que han decidido guardar silencia en espera de que se oficialicen los resultados, son países como China, Rusia, Turquía y por supuesto, México.

Un elemento importante en este ciclo electoral fue el voto de los mexicoestadounidenses, quienes fueron un factor determinante para que un estado tradicionalmente republicano como Arizona, se tornara azul. Estos electores con profundas raíces mexicanas no olvidaron que Trump llamó a la mayoría de nuestros migrantes: violadores, narcotraficantes y delincuentes, resaltando que algunos pocos seguramente serían buenas personas.

Estas familias tampoco olvidaron que el mal manejo de la pandemia por parte de la administración de Trump ha resultado no sólo en una catástrofe económica sin precedentes, sino también en más de 225,000 muertos y millones de infectados, de los cuales han resultado particularmente afectadas las minorías de manera desproporcionada.

A pesar de lo anterior, esta elección dejó en claro que pese al desastroso manejo de la pandemia por parte de la administración Trump, la salud no fue el punto más importante en la decisión del pueblo. Queda claro que el dinero, el miedo, el odio, el resentimiento y el deseo de mantener la hegemonía racial de los blancos, así como el amor por las armas, fueron los factores determinantes para la mayoría de los estados.

Esta profunda división y polarización sin duda traerá una serie de retos en los próximos cuatro años, donde el futuro Presidente Joe Biden deberá hacer todo lo posible y lo imposible por unir a lo que desde afuera parecieran dos países diferentes, compartiendo un mismo territorio. Por el bien del mundo, esperemos que sea exitoso en esta difícil meta. Por lo pronto, Estados Unidos celebra que tendremos a la primera mujer vicepresidente, quien además representa a dos minorías. Pase lo que pase, Kamala Harris ya ha hecho historia y acercado a Estados Unidos a ese ideal de justicia e igualdad que ostenta, pero que rara vez alcanza.

Un tema recurrente es la preocupación de que, si Joe Biden gana por un margen relativamente pequeño de votos del Colegio Electoral, ya sea en el conteo total o en algunos estados donde la diferencia sean unos cuantos puntos porcentuales, lo más probable es que los republicanos lo condenen como fraude por los votos enviados por correo. Esto, con el claro propósito de dejar la decisión a la Suprema Corte de Justicia, la cual seguramente daría el gane a Trump, dada su aplastante mayoría conservadora. Otro escenario que preocupa es que si Biden gana por una amplia mayoría, los grupos extremistas blancos salgan a las calles con sus armas largas de asalto, automáticas y con capacidad de matar a decenas por minuto, y lleven a que esta seda la primera transición de poder no pacífica en toda la historia de nuestro país vecino.

Esta elección definirá mucho más que quién será el presidente americano durante los próximos 4 años. Definirá además la esencia de Estados Unidos como nación y como pueblo; si desea regresar a ser el país que detiene y limita a regímenes dictatoriales y autócratas en el mundo, como lo son Putin de Rusia y Kim Jong Un de Corea del Norte, personas muy allegadas al actual inquilino de la Casa Blanca. Esta elección afectará el balance de poder y liderazgo en todo el mundo.

Twitter: @GrichaRaether

*Representante del Partido Demócrata en México