Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional, inauguró el viernes 22 de julio la exposición Correspondencias: Diálogos entre la letra y la imagen, en compañía del también colegiado Javier Garciadiego, así como de Mónica López Velarde, directora de programación y gestión de El Colegio Nacional; y Vivian Cárdenas, coordinadora de exposiciones y colecciones de esta institución.
Planeada por el artista Vicente Rojo antes de fallecer y continuada en su coordinación por Quirarte, dicha muestra incluye los trabajos de escritores mexicanos que han incursionado de diversas maneras en el lenguaje plástico, ya sea a través de la pintura, la caricatura, el libro de artista, el arte objeto, la fotografía, el collage y otras formas de expresión, donde el escritor muestra constancia y dedicación, haciendo del lenguaje plástico otra segunda forma de comunión artística.
Previo a la inauguración, el poeta y escritor Vicente Quirarte coordinó una mesa de diálogo en torno a la misma muestra —que se realizó en el Aula Mayor de El Colegio Nacional y se transmitió a través de sus redes sociales—, en la que participaron los poetas Kenia Cano, Jorge Esquinca,
Carmen Boullosa y Mario Heredia; todos ellos, a su vez, interesados en el arte plástico y presentes con su obra plástica en esta exposición.
El artista “posee una segunda mirada que le permite conocer lo que otros han querido ver, esta segunda mirada se demuestra en la concreción plástica”, afirmó Vicente Quirarte durante la mesa, y dio lectura al texto de sala. Señaló que ya sea manifestada en collage, trazos, costuras, imágenes fotográficas, cuadernos intervenidos, “la cuestión pragmática o inmediata convertida en obra de arte se trata de ocupar el espacio con herramientas más allá de las palabras, que le sirven al poeta como instrumento primario de expresión.
El poeta busca el silencio. Al emprender su aventura con el lenguaje plástico propone respuestas que, a su vez, abren nuevas interrogantes, nuevas formas de dialogar con el otro”.
“No es casual que los artistas reunidos en la última parte de la exposición Correspondencias…, sean fundamentalmente poetas, es decir, que han practicado la forma literaria más exigente, la más pura, la más contundente. Los poetas presentes aquí reflexionan sobre otras formas de mirar, su aventura rebasa los límites impuestos por la fortuna crítica”, agregó el miembro de El Colegio Nacional antes de dar la palabra a sus invitados.
Ese espacio de silencio, en el que la obra todavía no está terminada, pero que representa la factoría de la creación, es en el que Carmen Boullosa ha intentado capturar, al acercarse a la expresión plástica a través de su propia escritura manuscrita: “... yo buscaba la página, la tinta, los trazos que yo hacía. Nunca quise ser pintora, eran para encontrar mi voz, ese espacio que no es visual, que es un espacio que más pertenece a un espacio de silencio, a un territorio de silencio”, dijo.
“En mi caso personal, escribo a mano, manuscribo mis páginas desde muy jovencita, buscando cómo obtener mi voz, lo que yo quería decir, mi liga con la página, con la tinta; iba de hoja en hoja repitiendo el mismo texto, buscando encontrar cuál era la forma de ese texto, más que una correspondencia usando imágenes, usando las formas de las letras”.
A partir de los bocetos desechados por un artista fotorrealista neoyorquino, Boullosa explicó su interés “por ese espacio del creador que no llegaba al otro lado de la obra terminada, de la obra ya fija, de la obra en imagen completa, me dio a mí la manera de entrometerme y jugar con mis propios borradores, a escribir una historia en un espacio que no estaba terminado y donde yo fijaba ese camino de la creación que es tan difícil de reproducir”.
“Empecé a escribir cuando tenía 14, 15 años de edad, ahora tengo casi 68. En todos estos años de mi trabajo como escritora he usado la página como un espacio de exploración, después incluso mis manuscritos finales los termino a mano, los corrijo a mano, pero al tiempo voy explorando sobre la página con la tinta, a veces con imágenes, si mucho con tijeras, a veces en la novela que estoy trabajando”.
Libertad ante todo
Mientras para Boullosa el arte plástico es un camino para encontrarse con el espacio donde surge la creación, para el poeta Mario Heredia significa libertad. “Yo siempre he pintado, antes de escribir comencé a hacer dibujos, caricaturas, pero nunca me sentí con la capacidad realmente de dedicarme a eso. Por muchos años siempre he estado pintando, pero por muchos años me dedique a la literatura. Conocí a un gran amigo, el pintor cubano Ulises González, un gran pintor —en paz descanse—, que me dio clases y me empecé a dar cuenta, sobre todo, de la libertad”.
Además, agregó, “tiene también está carga metafórica de ensamblar estos universos que están distantes, de pronto se encuentran en una misma superficie, significando. Creo que no terminamos de decir con el collage, lo que ensamblo son bordados, fotografía, uso también cera de abeja para ensamblar todo, que además me parece algo muy metafórico, por el trabajo que hacen las abejas de transfigurar el polen en miel, en este néctar. También es como el surgimiento de la imagen, esa novedad, eso que no existía, es el encuentro fortuito de los materiales, esa pasión de pronto de lo que te encuentras”.
La exposición permanecerá abierta al público, con entrada libre y gratuita, hasta el 22 de octubre de 2022, en un horario de martes a domingo de 10:30 a. m. a 6:30 p. m., en la Sala de Exposiciones Temporales de El Colegio Nacional, ubicada en Donceles 104, Centro Histórico, Ciudad de México. La mesa de reflexión que acompañó a la apertura de la muestra se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.