Claudia Bolaños
Juan José Sirion Lee, director de la organización civil “México y el Mundo Vapeando”, lamentó que, en un país que se dice democrático, se haya prohibido el uso de vapeadores, equiparándolo con el consumo de fentanilo.
Señaló que esperan que los senadores adopten una postura más razonable y basada en evidencia científica, en lugar de seguir los designios de alguien que simplemente no quiere que las personas utilicen estos dispositivos.
El especialista comentó que, tras la aprobación de la reforma constitucional que prohíbe el uso de vapeadores y de fentanilo con fines ilícitos, es importante considerar la evidencia que indica que vapear es un 95% menos dañino que fumar tabaco. Agregó que no se puede equiparar el consumo de una droga dura, como el fentanilo, con el uso de vaporizadores para tabaco.
Sirion Lee calificó como lamentable la ignorancia de algunos diputados que debatieron este tema sin conocer las evidencias ni los estudios científicos disponibles. Asimismo, criticó que se haya olvidado la frase célebre con la que inició el sexenio pasado: “prohibido prohibir”.
Consideró que la prohibición del fentanilo ni siquiera debería estar en la Constitución, sino en una ley secundaria, ya que se trata de una sustancia que ya está regulada. “No hay que hacerle al cuento; esto es una simple estratagema política, posiblemente para quedar bien con Estados Unidos. Como si poniéndolo en la Constitución se fuera a acabar el tráfico de fentanilo”, afirmó.
Además, explicó que la reforma no prohíbe en sí el uso de los vapeadores, sino que establece que se impondrán restricciones a ciertas actividades, las cuales serán especificadas en una ley. Sin embargo, cuestionó la falta de claridad sobre a qué legislación se refieren: si será un apartado de la Ley General para el Control del Tabaco, de la Ley de Seguridad o de la Ley de Salud.
Sirion Lee calificó esta reforma como un retroceso para la democracia, al restringir libertades y derechos, como el libre desarrollo de la personalidad. “Están limitando esta libertad sin fundamentos objetivos, y eso es peligroso, porque más adelante podrían ir contra el consumo de alcohol, el azúcar o cualquier otra cosa que se les ocurra, erosionando nuestras libertades”, concluyó.
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