Aseguran que la represión en Myanmar ha dejado más de 700 muertos

En Mandalay (centro y segunda ciudad del país), una bomba explotó el domingo por la mañana ante la principal sucursal del banco Myawaddy que pertenece al ejército, hiriendo a un guardia de seguridad, según dieron a conocer medios locales.

El banco, el sexto de Myanmar, es objeto de un boicot desde el golpe, al igual que las numerosas empresas controladas por los militares.

La represión de las protestas dejó 701 muertos desde que el ejército derrocara el 1 de febrero al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991 y detenida en un lugar secreto, según el recuento de la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).

La junta militar informó el viernes por su parte de 248 muertos.

Hasta ahora, los esfuerzos internacionales para frenar la violencia no han dado frutos y este domingo el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, afirmó que China y Rusia están bloqueando los intentos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de imponer un embargo a las armas y dijo que esto no suponía ninguna "sorpresa".

"La competición geopolítica en Myanmar hará que sea muy difícil encontrar un terreno de entendimiento, como hemos visto una y otra vez, pero tenemos el deber de intentarlo", indicó en un blog.

El responsable afirmó que Europa se ha convertido en un mercado importante para la exportación en la industria textil de Myanmar, y sugirió que la UE podría intensificar sus lazos económicos y las inversiones si el país vuelve a la senda democrática.

Mientras, una multitud de personas daban su último adiós a sus familiares y allegados fallecidos el viernes en Bago, a 65 kilómetros al noreste de Rangún, donde las fuerzas del orden mataron a 82 opositores al golpe.

Los manifestantes continuaron con sus protestas, especialmente en Mandalay y en Meiktila (centro), donde universitarios y sus profesores salieron a la calle, según medios locales. Algunos llevaban simbólicamente tallos de flores conocidas como "de la victoria".

A las afueras de Okkalapa Sur, cerca de Rangún, los manifestantes portaban una pancarta con el lema: "Venceremos, ganaremos".

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