Avión presidencial, nueva caja china

Columnas martes 21 de enero de 2020 -

Desde el inicio de la actual administración se anunció con bombo y platillo la venta del avión presidencial. El 3 de diciembre de 2018, el avión que había costado 218 millones de dólares y que el expresidente Enrique Peña Nieto estrenó en febrero de 2016, partió del aeropuerto de Ciudad de México con destino al aeropuerto de logística del Sur de California, en el condado de San Bernardino, con la intención de ser vendido.

El nuevo avión presidencial, “José María Morelos y Pavón”, remplazó a la aeronave “Benito Juárez”, un Boeing 757 que desde 1988 trasladó a los presidentes mexicanos en sus giras nacionales e internacionales; el nuevo avión presidencial recorrió 600.000 kilómetros en 214 viajes.

Desde el anuncio de la venta, numerosos especialistas advirtieron al Presidente que la transacción representaría pérdidas para México, la consultora Ascend Flightglobal Consultancy estimó que estas podrían representar el 42.7 por ciento del valor original de la aeronave. No obstante, lo anterior, el Presidente envió el avión a California.

Un año después se cumplieron los presagios; el avión presidencial no se vendió y su almacenamiento en Estados Unidos costó más que haberlo usado. Los datos son terribles, simplemente lavar el avión costó 5 mil dólares y por el almacenamiento para su venta se pagaron 719 mil dólares; es decir, 13 millones 696 mil pesos por año. Derivado de lo anterior el Presidente tomó la decisión de no seguir almacenando el avión en Estados Unidos y regresarlo a nuestro país.

No obstante su mala decisión, el Presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo la semana pasada que será mediante una venta directa, una subasta o una rifa como el Gobierno logre deshacerse del avión presidencial.

Debemos cuestionarnos ¿Por qué regresar el avión presidencial precisamente ahora? ¿Será que lo que está intentando el Presidente es precisamente darle cuerda a lo que en los gobiernos del PRI se llamó la caja china? ¿El país esta tan mal?

No hay empleo, no hay inversión, porque los empresarios dudan del actual Gobierno, se premia a los narcos y se persigue a los contribuyentes, el sistema de salud está sumido en la crisis, y para acabar de perjudicar se pone en marcha el Insabi, y al frente de este instituto a una persona que no es médico, y no está preparado para el reto.

No podemos dejar de reconocer la creatividad y ocurrencia del Presidente a atreverse a decir que va a “rifar el avión presidencial”, que mejor frase para desviar la atención y ocultar lo que sucede.

Se habla de honestidad y se cuida a Bartlett y sus numerosas propiedades de dudosa procedencia y qué decir del escándalo por los 30 autos propiedad del hijo del senador Napoleón Gómez Urrutia y hasta el nacimiento de su nieto en Estados Unidos. Cada día se le complica más a AMLO y a su 4T.