Biden lanza “plan de Guerra” para combatir el Covid

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó ayer su plan para vencer el coronavirus en el que incluye la orden de test negativos y cuarentena a los pasajeros que lleguen a Estados Unidos. Entre las medidas autoriza la aplicación de la Ley de Producción de Defensa, una legislación adoptada en 1950 en respuesta a la Guerra de Corea, para movilizar al sector industrial y acelerar la fabricación de máscaras, respiradores y otros equipos contra la pandemia.

"Además del uso de mascarillas, todos aquellos que viajen a Estados Unidos desde otro país deberán realizarse una prueba antes de subirse al avión y realizar una cuarentena cuando lleguen", informó Biden en una conferencia en la Casa Blanca. La exigencia de una prueba ya había sido ordenada por el gobierno anterior, pero el aislamiento era sólo una recomendación.

Según el documento Estrategia Nacional de Respuesta al Covid-19 y Preparación para Pandemias, al que tuvo acceso ContraRéplica, “Estados Unidos implementará políticas que requieran que los viajeros aéreos internacionales presenten una prueba Covid-19 negativa antes de partir hacia Estados Unidos; y cumplir con las pautas de los CDC para el autoaislamiento y la autocuarentena al llegar”.

De acuerdo a los lineamientos de CDC, los pasajeros deben presentar una prueba negativa de 3 a 5 días después de la llegada al destino, combinada con un período de permanencia en casa de 7 días (o en un lugar comparable a una habitación de hotel).

Biden además emitió una orden ejecutiva en apoyo de la reapertura y el funcionamiento continuo de las escuelas y los proveedores de educación infantil. “El presidente Biden solicitó al Congreso que proporcione 130 mil millones de dólares en fondos dedicados para apoyar a las escuelas. Esto incluye implementar pruebas Covid-19 regulares, abordar las necesidades de transporte y ventilación, contratar más maestros para reducir el tamaño de las clases para permitir el distanciamiento social, contratar enfermeras, proporcionar más consejeros para abordar las necesidades sociales y emocionales de los estudiantes”, se lee en el documento.

Horas antes Estados Unidos regresó a la OMS y se comprometió a respaldar su estrategia para hacer frente a la pandemia, en un momento en que la variante británica del coronavirus ya afecta a al menos 60 países y la vacunación llega poco a poco a nuevos territorios.

El recién estrenado gobierno de Joe Biden ha querido marcar rápido las distancias con su predecesor y ayer materializó su reincorporación a la Organización Mundial de la Salud (OMS), le garantizó de nuevo su apoyo financiero y elogió su papel en la lucha contra la pandemia.

"Estados Unidos está dispuesto a trabajar en colaboración y solidariamente para apoyar la respuesta internacional al Covid-19, atenuar su impacto en el mundo, reforzar nuestras instituciones, hacer que avance la preparación ante futuras epidemias y mejorar la salud y el bienestar de todos los pueblos del mundo", dijo el inmunológo Anthony Fauci, que formaba parte de la célula de crisis durante el mandato de Trump y fue nombrado consejero por Biden, durante una reunión de la OMS celebrada este jueves.

Una posición que contrasta con la del expresidente Donald Trump, que acusó a la organización de ser una "marioneta" en manos de China y de realizar una "mala gestión" de la pandemia, antes de retirar a su país de la institución en julio.

En cambio, Fauci agradeció a la OMS "el liderazgo en la respuesta mundial a esta pandemia" y aseguró que Washington honrará "sus obligaciones financieras con la organización".

El miércoles, el número de muertos por Covid-19 en Estados Unidos superó el de soldados estadounidenses fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial. La pandemia ha dejado ya más de 415 mil decesos en el país, el más enlutado del mundo.

"Estamos entrando en la que quizás sea la fase más dura y mortífera del virus", advirtió Biden el miércoles.

Además de ordenar el retorno de Estados Unidos a la OMS, Biden decretó, nada más ser investido, el uso obligatorio de tapabocas en los edificios federales y los transportes interestatales y por parte de los empleados del gobierno central.