Familias desplazadas por la violencia en sus estados han construido un refugio formado por casas de campaña, plásticos y cobijas, así se protegen de las bajas temperaturas a un lado del puente Santa Fe-Paso del Norte, en Ciudad Juárez.
Se calcula que 70 familias originarias de Michoacán y Guerrero, principalmente, aguardan a ser recibidas por las autoridades migratorias de EU para solicitar asilo.
Una señora de Vallecillos de Zaragoza, municipio de José Azueta, Michoacán, habló sobre lo que representa vivir en la calle, sobre la banqueta, desde hace un mes.
“Nos vinimos huyendo de la amenaza de la delincuencia; en Vallecillos vivíamos de hacer pan con leña del campo, cultivábamos la tierra con maíz y frijol, criábamos puercos, gallinas”, expresa al pedir no citar su nombre porque teme represalias, ya que allá se encuentra todavía parte de su familia.
Ella llegó a Cd. Juárez con su hijo, quien a su vez está acompañado de su esposa embarazada y un niño. Ellos improvisaron un refugio sobre la acera. Viven de lo que les manda otro de sus hijos.