Chignahuapan, Puebla, ha elevado la tradición navideña a través de las esferas artesanales, otorgando un toque resplandeciente y elegante a innumerables hogares en México y más allá.
A lo largo de los años, estas esferas se han convertido en un elemento esencial para decorar árboles de Navidad, fachadas de casas, oficinas y habitaciones, no solo en México sino en diversos países del mundo.
El proceso artesanal comienza con manos y bocas hábiles que manipulan varillas de vidrio a altas temperaturas, soplándolas para crear bombillas de diferentes tamaños o formas, como hongos, corazones y estrellas.
Las piezas luego pasan al área de matizado, donde adquieren un deslumbrante tono plateado que sirve como lienzo para los detallados trabajos de los artesanos. Posteriormente, el equipo de pintura da vida a las esferas, creando rostros, personajes de caricaturas, escudos de equipos de fútbol y una amplia variedad de diseños.
Arturo Amezcua, director de Comunicación del Castillo de la Esfera, reveló que este espacio, dedicado a la elaboración de esferas durante 30 años, ha prosperado gracias a su variedad e innovación. Además, han abierto sus puertas para que los visitantes conozcan el proceso de fabricación de manera vivencial.
"Ofrecemos el recorrido para que conozcan el proceso y vean a los artesanos trabajando, para que conozcan el valor, el trabajo por el cual pasa cada una de las esferas", destacó Amezcua.
Jimmy Bryan, pintor de esferas, compartió su experiencia, describiendo su labor como la de dar vida con colores y brillantinas, creando rostros únicos y bases que hacen que cada esfera sea especial. "Los materiales que utilizamos son básicos, como pintura, diamantina y resistol, y nuestras herramientas son brochas, pinceles, mamilas y palos de madera", explicó.
Bryan realiza diariamente entre 600 y 800 piezas, cada una con motivos y colores que realzan su manipulación en las diversas etapas del proceso artesanal. Estas esferas, hechas a mano y con pasión por mexicanos, agregan un toque único y tradicional a los hogares al colgarse en los árboles de Navidad.
Foto por Cuarto Oscuro