El caldo que propone levantar a México

Con regularidad nos referimos al tiempo como algo que vuela o pasa sin que lo veamos, lejos se está de la realidad. El reloj es una medida, jamás volará o pasará frente a los ojos; pero -como dice la vecina- “por si las dudas, no vaya siendo”, hay que prepararse porque en noviembre 2022 México será capital mundial del vino y aunque falta poco más de 15 meses es mucho el trabajo por delante.

De la elección de nuestro país para realizar y celebrar el Congreso Mundial Vitivinícola en noviembre del próximo año ya se informó, y de que los responsables de su organización girarán en torno a que “la fiesta del vino será mexicana y tecnológica”, también. Los preparativos, sus costos y la aportación productiva a esta industria será la prueba a más de un año de la fecha comprometida.

Alberto Curis, secretario del Consejo Mexicano Vitivinícola, explica que el propósito es reunir a los expertos más importantes en el sector vitivinícola en el mundo. Aquellos que saben de esos caldos producto de la uva que ya hace 40 años también eligieron a México como sede de la reunión mundial, los que saben debe ser un encuentro rentable que impulse a la industria en medio de la reactivación y aún sobre la pandemia Covid-19.

Entre las entidades más interesadas en el desarrollo y competitividad de las actividades en torno a la vid se distingue Baja California. Mario Jesús Escobedo, secretario de Economía Sustentable y Turismo de la entidad, calcula una derrama económica de 3 mil 600 millones de pesos como resultado del Congreso.

Además de apuntalar el camino para que los productos mexicanos alcancen el gusto y la presencia que tienen los vinos de otros países en el gusto global. Y paso a pasito, los vinos nacionales (con cada vez más medallas en sus etiquetas) irán primero por los mercados de Canadá, China, Estados Unidos y algunos países árabes, para fortalecerse y luego pararse de frente a las botellas europeas.

Víctor Manuel Villalobos, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, sobre la industria nacional, asegura que en los últimos tres años se ha logrado una aceleración mayor en la producción de uva industrial.

El funcionario presume, y vaya que ha entregado buenas cuentas de producción nacional y exportaciones, que 14 entidades federativas tienen viñedos y acumulan una superficie de 39 mil 243 hectáreas con más de 50 variedades de vid.

Datos oficiales destacan que el sector genera más de 470 mil 300 toneladas de uvas de todas las variedades y más de 73 mil toneladas de uva industrial, “lo que nos permite producir casi 36 millones de litros de vino al año, y otros 2 millones de litros de derivados como vinagres”.

Con todo esto la industria vitivinícola genera más de 500 mil empleos, lo que la convierte en la segunda fuente de empleo en el sector agrícola, solo detrás del hortícola.

Sin embargo, como en todas las historias, siempre hay un villano, y en este caso es de cuatro letras y también se nutre de la uva: el impuesto especial de producción y servicios (IEPS). Los interesados y conocedores del mercado reclaman un ajuste del IEPS para permitirles ser competitivos y productivos.

En un reciente foro virtual titulado “El campo y el vino mexicano: oportunidades de apoyo a través de la modernización del IEPS”, organizado por el Colegio de la Frontera Norte, se levantó la voz para subrayar que el país experimenta un tratamiento diferente respecto al resto de los países productores con el impuesto a las bebidas alcohólicas.

En el foro, la senadora panista Gina Cruz también propuso un ajuste en la modernización del IEPS para bebidas alcohólicas porque habría mayor recaudación fiscal y se impulsará a la industria vitivinícola local, con productos a mejores precios.

El diputado morenista Héctor Mares igualó la propuesta como un compromiso para que los productores de vino mexicano puedan florecer, particularmente los de Baja California.

En respuesta, el invitado especial, el economista Luis Foncerrada expuso que el cobro por costo de producción de las bebidas alcohólicas no cumple con el objetivo para el que fue creado el IEPS, que es desincentivar el consumo excesivo, por lo que recomendó gravar la cantidad de alcohol “con lo que aumentaría la recaudación de 15 mil a 25 mil millones de pesos”.

Foncerrada argumentó que modernizar el impuesto es un cambio en el sistema de cobro que, además de generar más contribuciones fiscales, reduce la ilegalidad en la venta de bebidas alcohólicas que le representa al fisco pérdidas de 8 mil 500 millones de pesos anuales.

La doctora Sarah Martínez Pellégrini, directora general Académica de El Colegio de la Frontera agregó que los cambios positivos que se pueden observar con la modernización del IEPS son, por ejemplo, el aumento recaudatorio y el desarrollo de los productores de bebidas tradicionales, como es el caso también de las cervezas artesanales y el vino.

Así que ya veremos qué se escribe en los próximos 15 meses. La casa francesa, productora de muy buenas etiquetas, Kressman sentencia en una frase: “Existe más historia que geografía en una botella de vino”.

Y ya que hablamos de impuestos, siempre hay ocurrencias que pretenden salvar la situación. La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por su sigla en inglés) advirtió que los impuestos como solución para la reducción de las emisiones de la aviación, según el paquete normativo de la Unión Europea "Fit for 55", son una medida contraproducente para el objetivo de la aviación sostenible.

La política europea, dicen los dirigentes de la IATA, debe apoyar medidas sensatas para estimular la reducción de emisiones, como incentivos para combustibles de aviación sostenibles y la modernización de la gestión del tráfico aéreo.

“La aviación está comprometida con la descarbonización como industria global. No necesitamos medidas persuasivas ni punitivas, como los impuestos, para impulsar el cambio. De hecho, los impuestos desvían un dinero procedente de la industria que puede contribuir a la reducción de emisiones mediante la inversión en renovación de flotas y tecnologías limpias”, dijo Willie Walsh, director general de IATA.

Pues al parecer, además de lo que sucede en México, las ocurrencias surgen en todo el orbe.

Sobre el hilo de las emisiones contaminantes, esta es una invitación anual, lejos de ocurrencias. La panificadora Grupo Bimbo lanzó la convocatoria para la sexta edición de su carrera Global Energy Race (GER), bajo el lema, “Tu corres, nosotros donamos”.

Bimbo donará 20 rebanadas de pan a bancos de alimentos por cada participante inscrito y la meta es reunir a un mayor número de corredores de todo el mundo y así poder superar las más de 6 millones de rebanadas de pan donadas en su edición 2020, gracias a la participación de más de 300 mil participantes de 127 países.

Se trata de una carrera virtual y totalmente gratis. Las inscripciones ya están abiertas en el sitio www.globalenergyrace.com y en la nueva aplicación móvil de Global Energy Race.

Los corredores podrán elegir la distancia que prefieran recorrer:1, 3, 5 y 10 kilómetros de manera individual o familiar y tendrán del 4 al 10 de octubre de este año para completar esa distancia. Quienes así lo prefieran, podrán participar realizando ejercicios equivalentes desde su casa. ¡A correr que hay pan!