La increíble historia de Raúl Jiménez

No fue sino hasta un día después que familiares, amigos y compañeros de equipo de Jimenez tuvieron noticias optimistas después de que incluso se diera cabida al peor de los infortunios como fuera el fallecimiento de su ser querido. Con un mensaje al grupo de Whatsapp del equipo, el mexicano calmó a todos con un: “No recuerdo nada pero me están cuidando muy bien y estoy bien”.

Después del choque, Jimenez estuvo hasta 10 minutos en el césped con los médicos tratando de estabilizarlo para luego ser llevado al hospital en donde le realizaron cirugía para aliviar la presión sobre su cerebro y salvarle la vida.

Su pareja Daniela estaba en Wolverhampton, a dos horas de Londres en donde se jugaba el partido y apenas vio las imágenes del golpe viajó directamente a Londres con su hija, Arya.

Le dieron el alta unos días después de haber ingresado y luego, ni siquiera dos semanas después de haber dejado el estadio del Arsenal en camilla, el vestuario de los Wolves recibió una de las sorpresas más agradables de la temporada.

Raul Jimenez vino a visitarlos, aún pálido, con una gorra para cubrir la cicatriz y con dificultades para caminar, pero eso sí, con una gran sonrisa.

El asombro no fue solo por parte de sus compañeros sino también por parte del equipo médico que calificó su recuperación de “remarcable”.

Apenas unas semanas de haber temido por su vida, Jimenez estaba realizando jueguito con la pelota, caminando y haciendo terapia cognitiva en base a un balón de fútbol.

Muchas veces se habla de que las habilidades mentales y emocionales de un futbolista son las que hacen la diferencia a la hora de separar a los buenos de los cracks. La valentía y sangre fría que el mexicano demostró en el último año incluso se pueden aplicar a otras disciplinas cómo el poker que demanda atributos mentales muy importantes.

La determinación de Jimenez en su recuperación fue una prueba de paciencia, como la que se ha de demostrar en una mesa de poker en partidas que pueden duran horas y horas. La recuperación de Jimenez duró alrededor de un año.

En las primeras semanas, tuvo dificultades con el equilibrio. Sus horas de sueño se incrementaron. Pero a medida que corrían los días, se le empezó a involucrar en los entrenamientos. Primero de forma individual, y luego en partidillos, aunque no se le permitía ningún contacto físico con sus compañeros y ni siquiera entrar al área grande. Empezó a cabecear pelotas de espuma, luego de plástico, y, en mayo, pelotas reales pero con un casco protector que tendrá que usar por el resto de su vida, como el famoso arquero del Chelsea, Petr Cech.

De hecho, Jimenez estuvo en contacto permanente con Petr Cech que sufrió una lesión muy similar en su carrera hace más de una década.

En una entrevista, el mexicano confesó que los doctores le comunicaron que era un milagro que estuviera vivo. La fractura provocó que un poco de hueso presionara el cerebro y por esto la cirugía tenía que ser veloz.

Según Jimenez: “No importa lo que hagas en la vida, tienes que disfrutar. Siempre fui una persona familiar. Siempre estoy ahí para ellos y es lo mejor para una persona, estar con su familia. Daniela y Arya en casa y mi familia en México. Ellos confían en mí y son felices si hago lo que amo”

Y a su vez, el Wolverhampton está feliz de que haya vuelto un jugador que en su ausencia vio al equipo caer en la clasificación de forma abrupta desde el sexto puesto en el que se encontraban al momento en el que se fracturó el cráneo.

Bienvenido de vuelta, Raul.