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La participación de las mujeres en la vida rural y en la producción agrícola de México es fundamental, sin embargo, su representación en la estructura de gobernanza ejidal ha sido limitada debido a barreras legales, sociales y culturales.
De acuerdo con Alejandra Suárez Morales, maestrante en Derecho Procesal Constitucional, la paridad de género en las elecciones ejidales es esencial para garantizar que las mujeres tengan acceso a la toma de decisiones en los órganos de representación y gobierno de los ejidos.
La igualdad en las elecciones ejidales en México es un paso crucial hacia la equidad en el sector agrario, ya que garantiza la representación de las mujeres en la toma de decisiones, fortalece la democracia en el ámbito rural y contribuye al desarrollo sostenible de los ejidos. Sin embargo, sin medidas concretas para eliminar las barreras estructurales, las mujeres seguirán estando subrepresentadas, lo que afectará no solo su bienestar, sino también el de sus comunidades.
El artículo 37 de la Ley Agraria es un pilar fundamental de la paridad de género, ya que dispone que las candidaturas a puestos de elección que integran el comisariado ejidal y el consejo de vigilancia deberán estar integradas por no más del sesenta por ciento de candidatos de un mismo género. Esto busca conseguir que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de participación.
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha considerado que la paridad de género en las elecciones ejidales busca corregir la exclusión histórica de las mujeres en la toma de decisiones dentro de los ejidos. Además, México ha firmado acuerdos internacionales que exigen la eliminación de barreras para la participación política y económica de las mujeres en todos los ámbitos, incluyendo el agrario.
La participación de las mujeres en la gobernanza ejidal genera beneficios concretos para la comunidad, como la priorización de inversiones en educación, salud y bienestar comunitario. Además, la paridad en las elecciones ejidales impulsa la formación de nuevas lideresas comunitarias y cambia la percepción social sobre el papel de las mujeres en la toma de decisiones agrarias.
En conclusión, la paridad de género en las elecciones ejidales es fundamental para garantizar la representación de las mujeres en la toma de decisiones y contribuir al desarrollo sostenible de los ejidos. Es importante que se tomen medidas concretas para eliminar las barreras estructurales y garantizar la igualdad de oportunidades para las mujeres en el sector agrario.