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Las palabras que se lleva el viento; machín y chapulín llegan al diccionario

Las palabras que se lleva el viento; machín y chapulín llegan al diccionario

Entornos lunes 29 de julio de 2019 -


Por Osvaldo Córdova

Mientras un nuevo argot parece situarse a sus anchas, fruto de los desmanes lingüísticos de una generación en ciernes, hay palabras que se las lleva el viento y, a veces también, el olvido, pues en los últimos 100 años se han retirado 2 mil 793 palabras de los diccionarios de la lengua española.

Y caso contrario, hay palabras que por su uso o nueva acepción aparecen como los vocablos de moda, la palabra que debe usar para estar “in”.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española (RAE) para que una palabra permanezca en el diccionario, las palabras requieren de cierta cultura lingüística o literaria; pero si no tienen ninguna función, valor o son de poco uso, aunque tengan una o dos documentaciones, son evaluadas por la comisión de lexicografía de una academia de la lengua que determina mantenerla o desecharla.

Es así como de 1914 a 2014 han dejado su espacio en los diccionarios palabras como francachela, usada para llamar a la fiesta; las faltosas como pazguato o tarambanao; las íntimas como enagua o sostén, las de enfado como diantres, o pilluelo, usada para nombra delincuentes o a un sujeto astuto.

En otros casos, las palabras desaparecen porque ya no está viva la cosa a la que daban nombre, por ejemplo, chamarilero (persona que comercia con objetos usados o viejos) y lañador (persona que por medio de lañas o grapas repara objetos rotos) son oficios que se han perdido porque ya no tienen la función social que tenían.

Concepción Company, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), señaló que pilluelo o pillastre, derivadas de pillo, fue eliminada por la RAE porque se trata de un derivativo.

“Los derivativos no tienen por qué ponerse en un diccionario, como mesita, cajita, etcétera, porque son una creación posible de cualquier hablante. Entonces parte de esa lista de salida es porque son transparentes (de significado fácilmente deducible), respecto de su base léxica”, explicó.

Por esta y otras circunstancias es que perdieron su lugar en el diccionario: enseñorearse, escritorzuelo, cuñadez, durindaina (justicia), bajotraer (humillar) y cocodriz (cocodrilo hembra).

Hoy en día usar estas palabras en un escrito o conversación le puede valer a la perona el apelativo de pedante o marisabidillo (persona que presume ser muy lista sin serlo).

Para sustraer una palabra del diccionario tienen que transcurrir alrededor de 50 años sin que haya referentes o documentación respecto a ésta, explicó la investigadora.

“Como AML acabamos de sustraer la palabra lejía, porque creemos que ya nadie va a una tlapalería a comprar ese abrasivo sólido e hicimos incluso trabajo de campo. Si hemos hecho bien o no, se sabrá dentro de unas cuantas generaciones o en unos años”, indicó.

BIENVENIDA A NUEVOS VOCABLOS

Así como se eliminan voces de nuestro diccionario, también hay una tendencia que a incorporar nuevos vocablos.

Entre la penúltima y la última edición del diccionario de la RAE han entrado a formar parte 5 mil nuevas palabras.

Una cifra que si nos atenemos a las 2 mil 793 palabras supuestamente desaparecidas, otorga un balance para nada preocupante.

Y este es el caso de machín y de chapulín, palabras que ingresarán al Diccionario de Mexicanismos.

Concepción Company, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl), explica que machín tiene una connotación muy particular: “cualquiera podría inferir que machín es macho en diminutivo, pero no lo es; en este caso es el intensivo”, aclaró.

Para el caso de chapulín, se incluirá todo el campo semántico de los chapulines, pero no en referencia al insecto, sino a los actores políticos: chapulinismo, chapulineo, chapulinear, chapulín.

“Ahora se asoció connotativamente su acción de brincoteo con lo que hacen algunos políticos acomodaticios (que se ajustan fácilmente a las circunstancias). Debe haber muchos casos, porque si no, no hubiéramos incluido esas palabras”, destacó.

“En el momento que una palabra entra a un diccionario se le da su carta de naturalización, es decir, la academia respalda que esa forma, ese lema, junto con sus acepciones, tiene una convención (acuerdo) entre los hablantes mexicanos”, agregó.

Entonces, a partir de 2020 machín y chapulín serán palabras naturalizadas en México.

La universitaria subrayó que hay diccionarios integrales que pretenden dar cuenta del vocabulario de todos los países en los que se habla español, y hay otros diferenciales, como el Diccionario de mexicanismos de la AML, cuya intención es dar cuenta del habla de una nación o de una región.


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