Luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas, la Sierra Tarahumara en Chihuahua, sigue bajo el control del crimen organizado, sostuvo el vicario general de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Martínez.
Señaló que la zona, marginalidad y abandono del gobierno provocaron que grupos de la delincuencia organizada se establecieran allí desde hace varios años, sin que sean prioridad para las autoridades.
“No hay prácticamente una actividad que no se lleve a cabo si no es con el permiso de los criminales”, dijo.
Y es que desde la muerte de los padres en Cerocahui, Chihuahua, no ha sido detenido absolutamente nadie.
Por ello, dijo, la iglesia seguirá exigiendo justicia y realizando tareas que conduzcan a la pacificación del país, como será el próximo domingo cuando la congregación de los jesuitas convoque a la población para que lleven a los templos fotografías de personas que han fallecido víctimas de la violencia o desaparecidos.
Señaló que en la Sierra Tarahumara, la iglesia desarrolla un papel fundamental para la atención de necesidades espirituales, económicas, educativas, culturales, de salud y seguridad, tareas que el Estado mexicano ha dejado de cubrir.
Finalmente, indicó que a pesar de los riesgos, los religiosos no abandonarán la región ni a la comunidad.
Imagen: Cuartoscuro