La violencia política ha dejado cicatrices profundas en América, y Ecuador se suma a la lista de países afectados. El reciente asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Quito resalta este mal endémico que sigue afectando a la región.
En Ecuador, Villavicencio fue víctima de disparos tras un mitin político en plena campaña para las elecciones presidenciales del 30 de agosto. Este incidente se une a una ola de violencia impulsada por bandas criminales, que también se cobró las vidas del alcalde de Manta, Agustín Intriago, y de un candidato a asambleísta de la provincia de Esmeraldas.
Colombia tampoco es ajena a estos hechos. Entre 1989 y 1990, tres aspirantes presidenciales perdieron la vida en medio de uno de los periodos más violentos de la historia del país. Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro Leongómez fueron asesinados en eventos políticos, dejando una marca indeleble en la memoria colectiva colombiana.
México vivió el impactante asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, quien aspiraba a la presidencia. Este hecho, aún sin resolver tras 29 años, conmocionó al país. Otro atentado en el mismo año cobró la vida de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI.
Estados Unidos también ha enfrentado la violencia política. George Wallace, gobernador de Alabama, sufrió un tiroteo en 1972 mientras competía por la presidencia. Aunque sobrevivió, quedó paralizado de cintura para abajo. Robert Francis Kennedy, hermano del asesinado presidente John F. Kennedy, fue víctima de un ataque en 1968 durante su campaña.
América se une en la tragedia de la violencia política, pero Estados Unidos ha visto más presidentes en ejercicio asesinados que candidatos. Abraham Lincoln, James A. Garfield, William McKinley y John F. Kennedy también padecieron la violencia política en sus periodos de poder.