Vladimir Putin, el Africano

Columnas miércoles 08 de junio de 2022 -

La absurda guerra iniciada por Vladimir Putin en Ucrania tiene graves repercusiones globales y una de las más terribles es el agravamiento de la crisis alimentaria mundial. El bloqueo al que están sometidos los puertos ucranianos en el Mar Negro impiden la exportación de granos y cereales, situación particularmente grave para el continente africano. La semana pasada el presidente ruso se reunió con el líder actual de la Unión Africana, el senegalés Macky Sall, quien dijo temer la inminencia de un “huracán de hambrunas”. Grande es la influencia política y económica de Moscú en África, por eso la mayoría de los países africanos han evitado condenar a Rusia por desencadenar la guerra en Ucrania. Entre el 2018 y el 2020 los países africanos importaron el 44 por ciento de su trigo de Rusia y Ucrania. La FAO prevé que la crisis en Europa provoque una sería crisis de escasez de trigo en por lo menos seis países: Burkina Faso y Togo, los cuales importan el 30 por ciento de sus granos de Rusia y Ucrania; y en Senegal, Liberia, Benín y Mauritania (más del 50 por ciento). El precio del grano ha aumentado un 45 por ciento desde el principio del conflicto.

Putin echó la culpa de todo a Occidente (aunque son los rusos quienes se han apoderado de gran parte de la costa sur de Ucrania y sus buques de guerra controlan el acceso a los puertos ucranianos del mar Negro) y se paró el cuello presumiendo como Rusia se preocupa de África: “nuestro país siempre ha estado del lado de África, apoyándola en su lucha contra el colonialismo”. Putin dijo estar dispuesto a facilitar la exportación de grano ucraniano, feliz de reafirmar el peso de Rusia en África, acrecentado en los últimos años y el cual dista mucho de ser positivo. La influencia rusa se ha extendido a base de pactos comerciales y de inversiones, venta de armas y acuerdos de cooperación militar, pero también con la presencia de mercenarios como los patrocinados por el siniestro Grupo conocido como “Wagner”, presente en las guerras de República Centroafricana, Sudán, Mozambique y Mali, siempre en apoyo de regímenes autoritarios o con problemas de insurrecciones sectarias o religiosas. Asimismo, rusas son más de un tercio de las armas importadas por países africanos.

Rusia aprovecha el repliegue constante de Occidente en África. Francia procedió este año a poner fin a su misión militar en Mali. Ya antes lo había hecho en otras de sus ex colonias. Por su parte, Estados Unidos y el Reino Unido llevan años de creciente olvido. Por eso Putin pretende aparecer ante los africanos como un nuevo redentor, pero lo hace respaldando a autócratas. Explota sentimientos anticoloniales con intenciones claramente neocoloniales.