Yunes quiere independizar Veracruz

La señalización de que la candidata a la gubernatura es nacida en Zacatecas, la consigna de campaña de ser auténticamente veracruzano y la visión de darle a Veracruz el agua que es de ese estado únicamente no sólo habla de una persona desconocedora de la historia sino que ve su entidad como un país separado de México.

Con ignorancia propia de los panistas, el priista señaló, con gesto heroico: “Primero hay que resolver los problemas de sed de los veracruzanos”, porque asegura que el gobierno de Tamaulipas se lleva el agua del río Pánuco a esa entidad”. No sabe que el agua es un recurso federal, de todos los mexicanos, que del agua de un río de Campeche puede beber un mexicano de Chihuahua.

La necesidad de darle identidad a su campaña sin propuestas, a su trayectoria sin logros, a su imagen sin personalidad lo obliga a caer en errores que serán imperdonables.

Clasificado como traidor a la patria, por aprobar las reformas estructurales de Peña Nieto, dinero de por medio, se trata de un separatista que, a pesar de ser abogado pugna por una balcanización donde Veracruz debería estar en lugar privilegiado, primero, al designase como auténtico veracruzano, sin pregunta de por medio, en comparación con una persona no nacida en el estado, pero de padre veracruzano. No le interesa el artículo 11 de la Constitución de su identidad, a pesar de que cuando estudió leyes, ya estaba asentado en las leyes. Luego, porque quería tarifas de luz baratas, como sucedió en Tabasco, cuando Pepeito intentó vender la energía eléctrica al extranjero, luego porque el agua de Veracruz la consideran sólo de los veracruzanos, desconociendo leyes y humanismo nacionales y nacionalistas.

Pepeito pelea por el agua de las albercas de Veracruz, pero no por la de sus campesinos, por lo de las cadenas hoteleras pero no por la necesaria para evitar sequías. Siempre trabaja para una minoría y lo ha demostrado en sus cargos anteriores.

En realidad, a la alianza opositora lo colocó en esa oposición para llenar un requisito burocrático, y atrajo a los misóginos del estado quienes consideran que puede ocurrir un milagro, más bien dos. El primero, que Rocío Nahle cometa un error o le descubran algún fraude, y, en segundo que su corta inteligencia le dé para aprovechar el momento.

En Veracruz se vendieron candidaturas en todos los partidos sin excepción, nadie dudaría que también en el caso de Pepeito haya sucedido, porque es de los que creen ganar sólo con competir, porque con eso recobran buena parte de su credibilidad extraviada en el marasmo de la mediocridad empresarial veracruzana a la que pertenece, integrada por evasores y explotadores, ambiente al que dice pertenecer con la misma brillantez y simpatía que tiene en la política.