“Bosques son idóneos para enterrar a los muertos por pandemia” 

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Bosques, campos y terrenos que no tengan otro uso, son el escenario natural idóneo para, en caso de ser necesario, sean usados para enterrar a las personas que fallezcan durante la pandemia del Covid 19 en México, con el uso de materiales naturales, como son los petates, para no impactar el medio ambiente, ni la sicología de la sociedad, considera la doctora Elizabeth Solleiro Rebolledo, investigadora del Departamento de Ciencias Ambientales y del Suelo, del Instituto de Geología de la UNAM.

En entrevista para ContraRéplica habla de este tema que, como ha sucedido en otros países con emergencia sanitaria por el coronavirus, México requerirá de espacios para sepultar a sus muertos por esta enfermedad ante la posibilidad de que los cementerios no se den abasto.

Será un momento en que, al tratarse de una situación extraordinaria, las cuestiones éticas y morales que nos rigen deberán moverse de su centro, indica la investigadora.

Solleiro menciona que el hecho de tener un desbordamiento en el número de cuerpos que se tienen que tratar y que los cementerios pudieran llegar a ser insuficientes, obliga a los gobiernos a pensar en alternativas.

Por lo que considera que sepultar los cuerpos en campos abiertos no es una medida inconsciente. Por ejemplo, cita lo que está haciendo Nueva York, de enterrarlos en un parque, lo que va a producir mayor cantidad de materia orgánica que se va a incorporar en el suelo, y a final de cuentas va a permanecer allí, inclusive como una alternativa de fertilización de los suelos.

La también integrante del grupo de Paleosuelos, el cual ha desarrollado una línea de investigación usando a los suelos como archivos históricos, indica que el buscar los espacios para los cadáveres que no generen un impacto a la psicología de la gente, es una situación que se debe analizar.

Indicó que lo ideal, en términos de practicidad, es un espacio abierto, un terreno que inclusive no se esté utilizando para otros fines, podría ser una buena alternativa, pero que se debe hacer a una profundidad de uno a dos metros para evitar malos olores.