Chingadazo de Kung Fu volvió al escenario que los vio crecer con tres fechas consecutivas con entradas agotadas en Bajo Circuito.
El trío capitalino vivió un reencuentro íntimo y emotivo con su público, celebrando su historia y su presente.
Las presentaciones fueron una explosión de energía, comunidad, legado y gratitud compartida con su equipo, sus fans y el espacio que los vio nacer.
Chingadazo de Kung Fu hizo historia al regresar, después de ocho años, al lugar que los vio florecer: Bajo Circuito. No fue una sola fecha, sino tres noches consecutivas de sold out, en un reencuentro crudo, íntimo y profundamente emotivo con su gente.
Este recinto fue su punto de partida: el escenario donde crecieron, maduraron y se conectaron por primera vez con un público que hoy llena foros más grandes, pero que no olvida sus raíces. Al pisar nuevamente ese lugar, la banda revivió no solo el origen de sus canciones, sino también una mirada retrospectiva a su trayectoria y una visión clara del camino que aún quieren recorrer.
Cada show tuvo su propia esencia. El trío recorrió su legado musical y presentó canciones nuevas que fueron coreadas con la misma pasión que sus himnos más queridos. Para Marino (voz y bajo), este regreso confirmó “lo bien que funciona el equipo internamente, cómo cada quien tiene claro su rol… y entender que nuestro legado está vivo, pero más aún, lo está nuestro presente”.
La primera noche estalló con caos, energía y coros espontáneos: “¡Chingadazo!” y “¡Eo, eo, eo, chingadazo!”. La segunda reunión a los fans de la primera hora, incluyendo rostros que estuvieron en su primer concierto. Y la tercera, con un aire más familiar, regaló un momento entrañable: el sobrino de Alex, de cinco años, subió al escenario para compartir con su tío el significado de la música en su vida.
Fuera del escenario, el equipo técnico, el staff y el propio Bajo Circuito fueron clave para que todo saliera impecable. “Nos brindaron todas las atenciones para estar a gusto”, comentó Toñito, reconociendo también a las bandas invitadas que ayudaron a construir una experiencia inolvidable.
Este triple regreso no fue solo una celebración del pasado: fue una declaración de presente y de futuro. Chingadazo de Kung Fu está más vivo que nunca, con una comunidad sólida, un mensaje claro y canciones que siguen resonando. Como ellos mismos dijeron: que se repita .