Claudia Bolaños
Edgar Alonso Angulo Rosas, psicólogo clínico y especialista en adicciones, advirtió que México enfrenta una transformación preocupante al dejar de ser solo una ruta de tránsito para convertirse en un país de consumo, fenómeno que se acentúa especialmente en la frontera norte y se extiende hacia el centro del país.
Durante una entrevista con Contra Réplica, el experto señaló que el endurecimiento de las medidas en la frontera con Estados Unidos, tanto para mercancías como para drogas ilegales, ha generado un incremento en los mercados locales de estupefacientes. “Desde el atentado a las Torres Gemelas, el crimen organizado empezó a crear mercados locales al ya no poder pasar hacia Estados Unidos”, explicó. Agregó que la droga que no logra cruzar la frontera se queda en el país y, en muchos casos, se utiliza como medio de pago entre grupos delictivos, lo que incentiva aún más su distribución interna.
Angulo Rosas alertó sobre el aumento en el consumo de sustancias como marihuana, cocaína, opioides y derivados del fentanilo, este último con una potencia hasta 50 veces mayor que la heroína. Dijo que aunque no se cuenta con estadísticas oficiales recientes, “los especialistas vemos incremento de algunas sustancias ilegales”, y advirtió que ya se detectan patrones de consumo en regiones como Michoacán, además de la frontera norte.
Sobre las fuentes de información disponibles, celebró que se haya anunciado una nueva encuesta sobre consumo de drogas, aunque recordó que “la encuesta nacional en casa-hogar tiene sus bemoles”, ya que aborda temas tabú en espacios privados, y además enfrenta obstáculos logísticos por la inseguridad. En su opinión, esta información debe complementarse con datos de sistemas epidemiológicos y otras fuentes institucionales.
En su diagnóstico, Angulo Rosas vinculó el aumento en el consumo de drogas con el deterioro de la salud mental durante la pandemia. “Se elevaron las tasas de problemas asociados al consumo, como depresión, ansiedad y duelos mal resueltos”, dijo. Añadió que el confinamiento generó un aumento en el consumo de alcohol y favoreció la normalización de ciertas drogas como la marihuana, que muchos perciben como “naturales” y de bajo riesgo.
Subrayó la necesidad de una mayor participación de autoridades, padres de familia y sociedad civil en el combate a las adicciones. “Hace falta la presencia de las autoridades y grandes definiciones”, dijo, en referencia a debates sobre derechos individuales y el papel del Estado en la protección de la salud. “El Estado tiene que mediar entre esos dos derechos: que la gente pueda hacer lo que quiera, pero también tiene la obligación de proteger la salud de las personas”, apuntó.
Respecto a las campañas gubernamentales de prevención, opinó que están bien encaminadas, pero son apenas un primer paso. Consideró fundamental implementar estrategias de prevención selectiva que lleguen directamente a las familias, a fin de frenar las tendencias actuales. “Qué bueno que se estén exportando a otros países, pero como primer paso es bueno”, dijo en relación a los esfuerzos recientes del gobierno.
Finalmente, Angulo Rosas enfatizó que el inicio del consumo de drogas se está dando a edades cada vez más tempranas, y que las mujeres están igualando a los hombres en consumo de todo tipo de sustancias, lo que exige políticas públicas con enfoque de género. Advirtió que el sistema de salud pública ya enfrenta altos costos por enfermedades asociadas, especialmente por el tabaquismo. “Si no se fumara en el país, no habría crisis de medicamentos ni de problemas de tardanza en la atención pública”, concluyó.