La entrada de Andrés Manuel López Obrador al salón de sesiones de la Cámara de Diputados convirtió a Norma Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en una figura aislada en medio del bullicio legislativo. Mientras el presidente saliente llegaba, el ambiente se transformó en un mitin proselitista liderado por los legisladores de Morena y sus aliados, quienes recibieron a López Obrador con entusiasmo.
“¡Honesto y valiente, así es el presidente!”, coreaban en coro los legisladores de Morena, PVEM y Partido del Trabajo, sumando otra arenga de "¡Es un honor estar con Obrador!", la última que escucharían como presidente de México.
López Obrador, al subir a la Mesa Directiva, saludó a sus aliados, entre ellos Sergio Gutiérrez Luna, quien se encontraba en la vicepresidencia de la Cámara. Además, besó la mano de la diputada Ifigenia Martínez, que presidió la sesión tras rendir protesta, aunque no estuvo presente durante las intervenciones de los partidos.
El aún presidente se situó a la izquierda, esperando la llegada de Claudia Sheinbaum, la sucesora al cargo. En contraste, la ministra Norma Piña se encontraba al otro extremo del presidium, con una silla vacía que subrayaba el vacío a su alrededor. Durante este tiempo, los legisladores de la 4T rodeaban a López Obrador para abrazarlo, besarlo y tomarse selfies, mientras los diputados del PAN subieron a la tribuna para acompañar a la ministra presidenta de la SCJN.
A pesar de que Norma Piña se puso de pie al llegar López Obrador a la Mesa Directiva, él la ignoró completamente. La escena contrastó cuando Claudia Sheinbaum ingresó al salón de sesiones y fue recibida con el mismo fervor: abrazos, fotos, y gritos de "¡Presidenta! ¡Presidenta!".
Antes de que le colocaran la banda presidencial, Sheinbaum se dirigió hacia la solitaria ministra Piña para saludarla. Fue un gesto breve, institucional, pero significativo en un contexto donde la indiferencia predominaba hacia la presidenta de la Suprema Corte.
Foto por Cuarto Oscuro