El mercado del Parián en el Zócalo de la ciudad

Por Óscar Antonio Roa

Estamos acostumbrados a ver en el zócalo una plancha de magnitudes considerables que alberga la asta de la bandera, pero no siempre fue así, alguna vez albergó un gran mercado llamado Parián.

Pareciera un tanto inconcebible la idea de un gran mercado en medio de la Plaza de la Constitución, pero el espacio era ideal para albergar el más grande de su clase, al cual accedían principalmente los ricos de la sociedad colonial. En realidad, su función original iba más allá de ser un centro comercial de artículos orientales provenientes de la Nao de China, cuya llegada al puerto de Acapulco, proveía a los habitantes de la ciudad disfrutar de una gran cantidad de artículos. Su verdadero origen se remonta al primer movimiento social ocurrido en 1692, con la participación de más de 10,000 personas en contra del gobierno español. Ante ello, para prevenir la conglomeración de personas en la principal plaza pública de la urbe, el virrey Gaspar de la Cerda y Mendoza ordenó la construcción de este mercado.

Durante la época colonial, al ser el paso entre las mercancías provenientes de Filipinas con un destino final a España, este complejo de establecimientos mercantiles constaba de dos plantas, ocho puertas de acceso y 130 locales, con una división elaborada para dividir a los consumidores de alta alcurnia con el resto de la población, ofreciendo una gran variedad de productos importados.

Sin embargo, con los movimientos independentistas que marcaron el declive del imperialismo español en América y por ende de las rutas comerciales, el Parián comenzó a deteriorarse, a ello se le sumó el gran saqueo de 1828 en contra de los resultados electorales que no beneficiaban a Vicente Guerrero. Por fin, después de años de ser un lugar sumamente insalubre, sería durante el mandato de Antonio López de Santa Anna cuando se ordenaría su demolición, con el objetivo de embellecer y rescatar la plaza pública.

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