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El mexicano de 21 años  que busca vida en los anillos de Saturno quiere ir a la NASA

El mexicano de 21 años que busca vida en los anillos de Saturno quiere ir a la NASA

Entornos lunes 13 de enero de 2020 -

Por Martha Rojas
Martha.rojas@contrareplica.mx

Diego Hernández López es estudiante de mecatrónica en el Instituto Tecnológico de Monterrey campus Cuernavaca, tiene 21 años y junto a Nathalie Vilchis Lagunes, de Monterrey, y Juan Manuel Ledesma, de Querétaro, planea integrarse en marzo próximo a un proyecto de la NASA para fabricar un taladro espacial con el cual científicos pretenden hallar restos de agua, y por tanto de vida, en Saturno.
A su corta edad, Diego ya participó de manera sobresaliente en dos competiciones de robótica espacial. Este año, fue seleccionado de entre más de 500 alumnos de diversas universidades del mundo para integrarse al proyecto que encabeza el también mexicano, Fernando Mier Hicks, en el California Institute of Technology (CalTech) de la NASA.
Los ingenieros pretenden diseñar y desarrollar un taladro, que utilizando plasma creado a partir de descargas eléctricas de alto voltaje tenga la capacidad de perforar las gruesas capas polares y los anillos de Saturno en busca de materia orgánica o microorganismos, que pudiesen vivir a temperaturas criogénicas.
Aunque Diego está a punto de convertirse en el primer morelense, seleccionado para participar en el programa, cerca de 200 mil pesos lo separan de su sueño. Para ser parte del proyecto la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, le pide comprobar una suma equivalente a 240 mil pesos, para asegurarse de que Diego no desertará del programa y buscará empleo como inmigrante en Estados Unidos.
“En 2019 participe en la convocatoria de la NASA con rover, que básicamente consiste en crear un robot que pueda sobrevivir a las condiciones espaciales, saltar ciertos obstáculos y cumplir misiones de rastreo, tomar fotografías y muestras de la materia hallada. El equipo de la escuela participó y entre más de 700 equipos logramos quedar en la posición 21. Luego me enteré de esta convocatoria, apliqué y finalmente me seleccionaron. Pero ahora debo cumplir un último requisito que es tener 12 mil dólares para que puedan cerciorarse que tengo cómo cubrir los cinco meses de la estancia puesto que no me va a pagar”, contó a ContraRéplica Diego, quien organiza una campaña en Donadora, en la que ya cuenta con 59 mil 165 de los 240 mil pesos que necesita.
A Diego le restan 27 días para saber si cumplirá o no su sueño, y a la par de la campaña organiza una rifa en la que cada boleto cuesta cincuenta pesos.
“Estoy emocionado porque es algo muy nuevo para mi. Estoy tratando de recaudar fondos así que organizo una rifa, cada boleto cuesta 50 pesos y hay un premio económico de mil 500 pesos. Si logro terminarla, el dinero cubriría un mes de estancia”, agregó.


Alumno destacado y voluntario

Con un promedio general de 9.4, Diego es uno de los alumnos más destacados de su generación. Logró ingresar al Tec de Monterrey con una beca que cubre el 80 por ciento de la colegiatura.
Además de participar activamente en los programas de ingeniería con los cuales la escuela ha logrado participar en por lo menos seis competencias internacionales, diego es voluntario de la Asociación Unidos Somos Iguales, que promueve la inclusión de personas con capacidades diferentes.
Entre 2018 y 2019 logró clasificar, junto con el equipo de la escuela en dos competiciones del NASA Human Exploration Rover Challenge un concurso en el que los estudiantes tienen que diseñar un robot cuadrúpedo capaz de sortear obstáculos espaciales y conseguir muestras.
“En 2019 llegamos a la final y logramos quedar en el lugar 21. Todo fue hecho por nosotros desde las carcazas de plástico hasta los motores y piezas eléctricas porque se nos pide comprar lo menos posible. Así que primero diseñamos las partes por computadora, imprimimos las piezas en 3D e hicimos la manufactura. La escuela nos apoyó a cubrir el costo del material que fueron alrededor de 180 mil pesos, pero los viajes a la competencia corren por nuestra cuenta por lo que incluso vendimos donas”, explicó.
Se trató de un proyecto que contó con la participación de Diego por segunda ocasión. Fueron cinco meses en los que los alumnos usaron su tiempo y creatividad para lograr lo pocos imaginan: romper los rezagos del idioma y del atraso tecnológico para innovar.
Diego aún tiene 27 días para lograr su sueño y cada uno a su manera, podría ayudar a él y a otros muchos estudiantes a creer en lo imposible.





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/CR

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