La tradicional rosca de reyes, celebrada en México después de las festividades decembrinas, va más allá de ser un pan festivo; sus elementos llevan consigo significados arraigados en la religión católica.
La forma ovalada del pan representa el círculo infinito del amor divino, según la lectura cristiana. Este gesto simboliza la unión de los cristianos y lleva consigo un mensaje de amor, paz y felicidad en conmemoración del nacimiento de Jesús.
Los frutos secos y la fruta confitada que adorna la rosca representan las joyas incrustadas en las coronas de los Reyes Magos o, para algunos, los regalos ofrecidos al Niño Jesús.
La figurita escondida en la rosca personifica al Niño Jesús y simboliza los tiempos de incertidumbre que la Sagrada Familia tuvo que afrontar para proteger al recién nacido, huyendo hacia Egipto.
El acto de partir la rosca refleja el peligro que acechaba a Jesús si Herodes lo encontraba, mientras que comerla adquiere un significado de comunión con quienes comparten este pan tradicional.
Actualmente, el número de figuras escondidas puede variar, siendo el máximo hasta ahora de 10 en roscas más grandes. En México, quien encuentra al Niño Jesús debe cuidarlo hasta el 2 de febrero, conocido como el "Día de la Candelaria".
Algunas personas consideran la figura hallada como un amuleto que traerá bendiciones, mientras que otros creen que solo debe cuidarse hasta el 2 de febrero, prolongando así la tradición festiva y religiosa.
Foto por Cuarto Oscuro