Columnas
En política no hay coincidencias, puesto que los símbolos, como el árbol de Navidad, las luces o los mensajes de unidad, son herramientas que los políticos pueden usar para conectar emocionalmente con las personas. Estos símbolos refuerzan valores que son culturalmente importantes, como la paz y la generosidad, y pueden ser utilizados para legitimar un liderazgo o reforzar la identidad nacional, recordando que el espacio público es el ámbito donde las personas discuten y negocian valores compartidos y decisiones colectivas. Es común que los gobiernos organicen actos simbólicos, como encender árboles de Navidad o apoyar campañas de ayuda social, mostrando una imagen cercana y empática.
En las sociedades modernas, la política enfrenta el desafío de equilibrar las tradiciones religiosas, como la Navidad, con el respeto por otras religiones o posturas no religiosas. Este equilibrio puede generar tensiones, especialmente en espacios públicos, donde se debate si incluir símbolos religiosos (como pesebres) o mantener una neutralidad laica.
Un líder puede promover la Navidad como una festividad exclusiva de algunas culturas, como la mexicana, y un claro ejemplo es el alumbrado decorativo alusivo a las fiestas decembrinas, donde la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, inauguró la Verbena Navideña e invitó a la población a disfrutar de la transformación del Zócalo, que se convirtió en un espacio público, recreativo y cultural gratuito, contando con pastorelas, figuras de cartonería, Nacimiento y Árbol de Navidad monumentales, el Niño Dios más grande del mundo.
Por otra parte, la presidenta Claudia Sheinbaum aprovechó pedir a la población “que no compren y compren y compren, el consumismo no lleva a ningún lado”, como un mensaje de la ideología de austeridad republicana, recordando que los símbolos tienen un poder político, porque ayudan a construir significados compartidos en la sociedad.
Cabe destacar que la política es una lucha por el control del discurso, y la Navidad se convierte en un campo discursivo donde se negocian significados, por lo que, según Michel Foucault, el poder no solo se ejerce de manera represiva, sino también a través de discursos que configuran la realidad social. Durante la Navidad, los discursos políticos sobre generosidad, reconciliación y esperanza no solo refuerzan el orden establecido, sino que también legitiman las jerarquías de poder, dando sentido a la frase dicha por la primera mandataria:
“Es Navidad, que se tranquilicen. ¡Es un odio el que tienen, una cosa que les surge, no sé de dónde, que tomen el espíritu navideño, se tranquilicen”, en referencia a los opositores.
En resumen, la Navidad es una excelente oportunidad para que el político utilice símbolos culturales para construir legitimidad y cohesión social y visibilizar causas o mensajes…
¿Qué mensaje emitido por algún líder te ha puesto a reflexionar sobre la Navidad y la política? Me interesa tu opinión, escríbeme en redes sociales, estoy como @federicoreyestv