Nicolás Rosales Pallares, presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), advirtió que la adopción de la electromovilidad en México está en riesgo si no se reducen los costos de los vehículos eléctricos, tanto públicos como privados. Afirmó que la transición hacia este tipo de transporte requerirá una política pública más agresiva que ofrezca incentivos financieros y no se limite a las ventajas actuales, como la exención de pagos de tenencia y verificación vehicular, y el permiso para circular diariamente.
Rosales Pallares recordó que uno de los incentivos clave para la compra de autos eléctricos importados, la exención de aranceles, está por concluir. Este beneficio, que reduce entre un 15 y 20% el costo total de los vehículos, dejará de estar vigente a partir del 30 de septiembre de 2024, coincidiendo con el fin del mandato presidencial actual.
Otro obstáculo que señaló es la limitada infraestructura de recarga en el país. Destacó que, además de generar energía eléctrica, es crucial contar con sistemas eficientes de transmisión y lugares de recarga. Asimismo, el almacenamiento de esa energía aún está en etapas de estudio, lo que añade complejidad al proceso.
En paralelo, la Asociación Mexicana de Impulso al Vehículo Eléctrico (AMIVE) ha subrayado la necesidad de que México instale una red de transmisión y distribución adecuada para los próximos seis años si desea cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Un acuerdo para estandarizar un solo tipo de conector en las electrolineras es esencial, ya que en el país coexisten cinco tipos de conectores incompatibles entre sí, lo que representa un obstáculo para el desarrollo de la electromovilidad.
Rosales Pallares también alertó que, aunque México tiene capacidad eléctrica, su red de transmisión no está preparada para llevar energía a todas las áreas donde se necesitará, lo que podría limitar el crecimiento de la industria. A nivel regional, es crucial que se logren acuerdos para homologar un conector único, siendo el estándar SAE el más adecuado debido a las características compartidas en América del Norte y América Latina.
Sin estas mejoras, el avance hacia un futuro de electromovilidad en México será limitado, lo que afectará los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático y preservar el medio ambiente.