La vida familiar, víctima colateral

Esta nueva forma de trabajo en casa propicia situaciones previstas como “factores de riesgo psicosocial” en la nueva Norma Oficial Mexicana 035 y para las cuales los patrones tendrán que prevenir o en su caso identificar y solucionar conjuntamente con sus trabajadores.

Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 23 de octubre de 2018, la NOM-035 entró en vigor en una primera fase el mismo mes del año pasado, y en ella considera como factores de riesgo psicosocial los siguientes:

“Aquellos que pueden provocar trastornos de ansiedad, no orgánicos del ciclo sueño-vigilia y de estrés grave y de adaptación, derivado de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo, el tipo de jornada de trabajo y la exposición a acontecimientos traumáticos severos o a actos de violencia laboral al trabajador, por el trabajo desarrollado”.

Entre los factores comprendidos están las cargas de trabajo cuando exceden la capacidad del empleado; la falta de control sobre el trabajo; las jornadas superiores a las previstas en la Ley Federal del Trabajo; interferencia en la relación trabajo-familia, y el liderazgo negativo y las relaciones negativas en el trabajo.

El Home Office ha disparado claramente dos de esos factores de riesgo psicosocial: las jornadas laborales excesivas y la interferencia en la vida familiar.

La conversión improvisada del comedor, la sala o la recámara en “oficina” tiene un indudable impacto en la vida familiar, pues son los mismos espacios que se comparten con otros habitantes del hogar.

Si el trabajo a distancia lo tienen que realizar, además, dos o más integrantes de la familia (y habrá que sumar en algunos casos las actividades escolares de los hijos), entonces se generan situaciones de estrés, tensiones y conflictos.

No son pocos los que consideran que con el Home Office se sienten mucho más fatigados, que trabajan más temprano, que sus horas de alimento se han desfasado y suelen acostarse mucho más tarde.

No todos han tenido la capacidad de adaptarse para fijar y respetar horarios de trabajo, comida, ocio y descanso. A su vez, los jefes o patrones sienten que pierden el control sobre los empleados al no verlos físicamente y asumen que al estar en sus casas la productividad decaerá, no respetarán tiempos de entrega y se aprovecharán para descansar más.

La NOM-035 establece que la identificación y análisis de riesgo psicosocial deberá considerar que la interferencia en la relación trabajo-familia “surge cuando existe conflicto entre las actividades familiares o personales y las responsabilidades laborales; es decir, cuando de manera constante se tienen que atender responsabilidades laborales durante el tiempo dedicado a la vida familiar y personal, o se tiene que laborar fuera del horario de trabajo”.

También señala que se debe contemplar como riesgo cuando las jornadas laborales exceden lo establecido en la Ley Federal del Trabajo.

“Se convierte en factor de riesgo psicosocial cuando se trabaja con extensas jornadas, con frecuente rotación de turnos o turnos nocturnos, sin pausas y descansos periódicos claramente establecidos y ni medidas de prevención y protección del trabajador para detectar afectación de su salud, de manera temprana”.

Un nuevo reto que impone el Covid-19 también abarca la salud en el trabajo para el cual escasamente se está capacitado en los centros laborales que ahora han invadido los hogares, pero la NOM-035 puede servir como un faro.