Cientos de miles de personas –y según organizadores, hasta millones– participaron el sábado en más de dos mil manifestaciones distribuidas por los 50 estados de Estados Unidos, en lo que se ha convertido en la expresión más significativa de rechazo a la administración de Donald Trump desde que asumió su segundo mandato.
Bajo el lema “No tenemos reyes”, los manifestantes se unieron en un grito colectivo contra lo que consideran una acumulación autoritaria de poder por parte del presidente Trump. Las protestas también apuntaron a sus políticas migratorias, recortes a la salud y educación, y al uso del aparato estatal para beneficio personal. El mismo día, Trump celebró su cumpleaños con un desfile militar y espectáculo que incluyó armas, fuegos artificiales y un concierto, aprovechando el 250 aniversario del Ejército de EE.UU.
“Este desfile no es patriotismo, es puro poder”, denunció Naveed Shah, veterano militar y representante de Common Defense, frente a una multitud en Filadelfia. Shah citó una encuesta que muestra que el 70% de los veteranos rechazan el uso militar con fines personales y enfatizó que su lealtad es a la Constitución, no a individuos ni partidos.
Martin Luther King III, hijo del icónico líder de derechos civiles, se sumó a las voces de protesta señalando que no permitirán que la democracia muera. Rechazó el uso del miedo como herramienta política y la militarización para suprimir la disidencia. Leah Greenberg, cofundadora de Indivisible, afirmó que se está presenciando en tiempo real la erosión de la democracia estadounidense por parte del presidente.
En Washington, una capitana retirada del ejército expresó su indignación ante la complicidad del aparato militar con políticas autoritarias: “Nuestros impuestos no deben financiar los delirios dictatoriales del presidente. Si las instituciones no lo enfrentan, seremos nosotros quienes lideremos la resistencia”.
A diferencia de convocatorias anteriores, los organizadores del llamado "Día de No Tenemos Reyes" no centraron su esfuerzo en una gran marcha en Washington. Optaron por promover movilizaciones en comunidades de todo el país, dando voz local a un movimiento nacional.
En Nueva York, una multitud avanzó por la Quinta Avenida entonando himnos de resistencia como “We’re not going to take it anymore” de Twisted Sister y versos antifascistas de Woody Guthrie. Pancartas denunciaban a ICE con frases creativas como “Me gusta el ICE triturado” y “Tengo con qué derretir a ICE”, y se multiplicaron las representaciones satíricas de Trump como monarca, con lemas como “No reyes, no pasarán” o “No hay coronas para payasos”.
Las manifestaciones no se limitaron a grandes ciudades. En Westport, Connecticut, unas 3,500 personas se reunieron con pancartas que decían “No a reyes, no a fuhrer, no a dictadores”. En Adrian, Michigan, 800 personas marcharon con lemas como “Chinga tu migra. ¡Viva la raza!”. Incluso en Woodstock, Virginia, más de 400 manifestantes se sumaron al llamado, según informó un médico militar retirado.
En Chicago, miles gritaron “fuera Donald Trump” en la Plaza Daley, mientras protestas simultáneas se realizaron en ciudades como Dallas, Detroit, Boston, Pittsburgh, San Antonio, Atlanta, Milwaukee, Salt Lake City, y desde Seattle hasta San Diego.
Una de las movilizaciones más masivas se llevó a cabo en Los Ángeles, donde pancartas cuestionaban directamente al mandatario: “¿Qué te da el derecho de destrozar a nuestras familias?”. La ciudad respondió con contundencia y de forma pacífica frente a las redadas migratorias y la creciente militarización.
En contraste, Trump reaccionó de manera ambivalente a las protestas. En declaraciones recientes, se burló de las acusaciones de autoritarismo, afirmando que “no se siente como un rey” y que gobernar implica obstáculos. Sin embargo, recordó el New York Times, en un tuit anterior Trump escribió “Larga vida al rey”, en alusión a sí mismo. Además, advirtió que cualquier manifestante que interrumpiera sus festejos en Washington enfrentaría una “fuerza muy fuerte”.
Desde todos los rincones del país, el pueblo respondió con una sola voz: rechazo al autoritarismo, defensa de la democracia y un contundente “No tenemos reyes”.
Imagen: AFP