Ronan Farrow (Nueva York, 32 años) publicó en 2017 en primicia el reportaje que destapó los abusos del productor cinematográfico Harvey Weinstein en The New Yorker y se alzó con un Pulitzer —ex aequo con Jody Kantor y Megan Twohey que sacaron con apenas unos días de diferencia la misma historia en The New York Times.
En una nota, el periódico El País explicó que el pasado otoño, en vísperas de la celebración del juicio contra Weinstein, Farrow publicó el libro en el que narra, a ritmo de trepidante thriller, la intrahistoria de su reportaje sobre el productor: los entresijos, persecuciones, presiones y debates que rodearon su investigación periodística.
También se remonta a la rocambolesca y compleja historia familiar de los abusos a su hermana Dylan a los siete años, supuestamente perpetrados por su padre, el director de cine Woody Allen, cuando estaba separándose de su madre, Mia Farrow, a quien dejaba por Soon-Yi, una hermanastra de Ronan, con quien el cineasta se casó.
El País dijo que a esa mezcla puede anadirse el hecho de que Mia Farrow soltó hace unos años que Ronan podía ser hijo de su primer marido, Frank Sinatra, para tener el cuadro completo.
Acaba de publicarse en español Depredadores (Roca), con ilustraciones de Dylan e incluso con la petición de matrimonio que el periodista coló entre las páginas a su novio, Jonathan Lovett —parte del triunvirato que ayudaba a Obama con sus discursos, y que ha montado la exitosa plataforma Crooked Media.
Farrow responde a una entrevista al teléfono atento y cortés, adelantándose a dar las gracias a la menor ocasión. Está confinado con su pareja en Los Ángeles.
¿Con Depredadores quiso mostrar cuánto de personal tuvo la investigación de los abusos de Weinstein? “Ocurrieron cosas que eran más extrañas que la ficción, la conspiración para acallar la historia fue real, la compañía de ex espías israelíes Black Cube era verdad.
Weinstein se metió en asuntos de mi familia y trató de atacarme; mi pareja fue seguida también por el National Enquirer.
Para contar eso tenía que aportar un contexto autobiográfico, y no es una decisión que tomara a la ligera. Espero haberme mostrado vulnerable y honesto más que haber engrandecido mi figura”, sopesa al hablar con el País. “No quería restar importancia a las fuentes, las mujeres que hablaron y que son la parte más importante de esta historia”.
Depredadores, afirma, es una “carta de amor” a la libertad de prensa, un libro que pretende acercar la historia de Weinstein a un público que no necesariamente lee The New Yorker.
Con información de El País
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