Se quedó sin trabajo y vende “antojitos mexicanos” para sobrevivir en NY

martha.cotoret@contrareplica.mx

Mariana Peláez Domínguez era dueña de Casa 9, un comercio que fusionaba espacios de galería de arte, sala de cine y restaurante. “En febrero de 2019, después de tenerlo 7 años, lo cerré porque las ventas estaban muy bajas y yo sentí que ya había dado lo suficiente. Y decidir probar suerte en Nueva York. Ya había vivido aquí antes”, cuenta la poblana de 35 años en entrevista para ContraRéplica.

“En México además hacía fotografía para restaurantes, pero no la fotografía tradicional de platos y el lugar sino como storytelling de cada restaurante. Llegué en septiembre de 2019. Ya tenía clientes y llegó la pandemia. Los clientes cerraron”, afirma.

“Vero (su roomie) y yo nos conocemos desde la primaria. Ella es chef. El restaurant también cerró y las dos nos quedamos sin trabajo. La propuesta la hice yo y fuimos desarrollando los productos y surgió Remedios, una manera de remediar nuestra situación y la nostalgia de los mexicanos que no encuentran lo que vendemos aquí”, cuenta sobre la línea de alimentos que ahora vende con su amiga, quien también es mexicana.
En el menú de Remedios hay de todo para darle sabor mexicanos a las comidas: desde un rico mole por 20 dólares, pasando por salsa macha, roja o verde, hasta cinco tlacoyos por 15 dólares. La idea, cuenta Mariana, es que sus paisanos puedan encontrar en Nueva York alimentos que no se venden en esa ciudad.

Para Mariana y Verónica, el trabajo que realizan ahora no es diferente al que han realizado en otros restaurantes. “Sabemos perfectamente qué medidas de sanidad tomar para el manejo de alimentos. ¿Qué cambió? La entrega, teníamos que idea una estrategia sin poner en riesgo a nadie y sin ponernos en riesgo nosotras”, explica. Para ello, usan los servicios de un chico, también mexicano, que trabaja en una empresa que hace envíos de Puebla a Nueva York.

Hasta ahora el negocio es un éxito. “Llevamos 4 fines de semana entregando. Los clientes están contentos”, festeja.

Mariana asegura que pese a que vive en el epicentro de la pandemia en Estados Unidos aún no se ha visto desabasto de medicamentos. “No hay ningún tipo de escasez, pero es una tensión que se respira. La gente está con miedo. Poco a poco comienza a bajar. La gente sale… en estos días de calor. El temor es otra nueva ola de contagios”, expresa.