Tras casi siete horas de debate, el Senado aprobó la polémica reforma judicial en comisiones y en lo general, con el respaldo de Morena y sus aliados. Esta reforma ha sido calificada como "la más trascendental de los últimos tiempos" por sus promotores, mientras que la oposición denuncia que busca someter al Poder Judicial.
Con una votación de 25 a favor y 12 en contra, la reforma avanzó pese a la fuerte oposición del PAN, PRI y MC, quienes advirtieron que esta medida busca controlar a la Suprema Corte y el sistema judicial. La senadora priísta Carolina Viggiano señaló que "la responsabilidad histórica pesará sobre aquellos que actúan con odio y venganza". En contraste, Morena argumentó que sus críticos defienden "privilegios y corruptelas de los jueces".
El dictamen fue presentado por Citlalli Hernández, presidenta de la Comisión de Estudios Legislativos, quien destacó que la reforma implica "una reingeniería estructural del Poder Judicial", incluyendo la elección popular de jueces, magistrados y ministros. Según Hernández, la medida busca romper con las prácticas de corrupción que han afectado al sistema judicial por décadas.
Uno de los puntos más controversiales es la sustitución del Consejo de la Judicatura Federal por el Tribunal de Disciplina Judicial, que supervisará a los jueces y podrá tomar medidas severas si se detectan irregularidades. El panista Ricardo Anaya criticó que "Morena tendrá control casi absoluto sobre la preselección de candidatos a jueces", lo que pone en riesgo la imparcialidad del sistema judicial.
Por su parte, Oscar Canton Zetina, senador de Morena, defendió la reforma afirmando que "el pueblo está harto de la corrupción en el Poder Judicial", y que la elección de jueces por voto popular es un paso hacia la democratización del sistema.
El debate subió de tono cuando la senadora priísta Claudia Anaya y la panista Mayuli Latifa Martínez señalaron que la reforma destruirá la carrera judicial. En respuesta, Judith Díaz de Morena aseguró que solo el 15% de los jueces actuales han llegado a sus cargos por méritos, mientras que el resto ha sido favorecido por "influyentismo y compadrazgo".
El tema del nepotismo fue un eje central en la discusión. Waldo Fernández del PVEM recordó que hasta 65 miembros de una sola familia trabajan en el Poder Judicial, y que muchos jueces han favorecido a sus allegados. La morenista Malu Micher se sumó a las críticas recordando que la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, ha señalado públicamente la infiltración de familiares en el sistema judicial.
El debate también incluyó acusaciones sobre el financiamiento ilegal del crimen organizado. El panista Marco Cortés advirtió que la reforma no establece mecanismos para controlar estos recursos, lo que podría facilitar que grupos criminales controlen jueces y magistrados.
Finalmente, la discusión escaló cuando el senador del PT, Alejandro González Yañez, mencionó que en 1929, José Vasconcelos propuso la elección de jueces por voto popular, frase que luego fue retomada por el panista Juan José Rodríguez Prats. Ricardo Anaya respondió contundente: "No me representa el Vasconcelos racista y fascista". González Yañez replicó que el PAN no quiere la elección de jueces, sino "acuerdos en lo oscurito".
La sesión culminó con la presentación de 70 reservas al articulado, mientras la discusión en lo particular sigue su curso, dejando entrever que el debate sobre la reforma judicial aún tiene muchos capítulos por delante.
Foto por Cuarto Oscuro