Más de 60 mexicanos fueron obligados a vivir y trabajar en condiciones deplorables tras llegar a Canadá con la promesa de conseguir buenos empleos. Fueron rescatados en diversas zonas de Toronto y se detuvo a cinco integrantes de una organización dedicada al tráfico de personas.
Gary McBride, el sargento detective, afirmó que los trabajadores abusados se encontraban en granjas, fábricas y almacenes; se transportaban a los lugares donde habitaban en autobuses privados. El lugar donde vivían, según los propios jornaleros rescatados, presentaban hacinamiento, con docenas de personas durmiendo en colchones sobre el piso, con la consecuente carencia de privacidad, la infestación de bichos e incluso falta de alimentos.
Los mexicanos rescatados, cuya edad se encontraba entre los 20 y los 40 años, afirmaron que eran coaccionados y controlados mediante aislamiento, dependencia financiera, amenazas y agresión sexual; ya que temían ser deportados, nunca denunciaron esas condiciones. La especialista de Servicios para Víctimas, Jasmine De Fina, describió a los sobrevivientes como personas "humildes, respetuosas, amables y agradables".
El jefe de la policía de York, Jim MacSween, describió el observar dichas condiciones como algo desgarrador. Además, afirmó que los agentes que hablan español y colaboraron en la investigación resultaron muy afectados por ver reflejada a su familia y a sus amigos en los rostros de los migrantes.
El rescate sucede tras una pesquisa de tres meses, consistente en vigilancia y entrevistas con testigos, que desembocó en órdenes de allanamiento en una granja, una finca, un bungalow, una casa adosada y un condominio, ubicados en cuatro ciudades de Ontario.
Los detenidos enfrentan diversos cargos relacionados con el tráfico de personas y/o participación en organización delictiva. La policía afirma creer que los principales operadores de la red ya están bajo custodia, pero continúan investigando cómo es que seleccionaban a los trabajadores en México.
Finalmente, el subjefe de la policía regional de York, Alvaro Almeida, solicitó apoyo a los pobladores canadienses para denunciar ante cualquier sospecha de explotación por parte de un empleador a trabajadores extranjeros.