Entornos
POR MARTHA ROJAS
La escultura Alas de México se convirtió en una referencia obligada de quienes viven o visitan la Ciudad de México, pero no sólo eso, la escultura de bronce realizada por Jorge Marín se ha instalado en diversas partes de América, Europa, Medio Oriente o Asia como un símbolo de la libertad y de los sueños.
Tel Aviv, Dubai, Los Ángeles, San Antonio, Madrid, Ankara, Quebec, Costa Rica o Madrid se han rendido a la magia de la escultura. Decenas de usuarios comparten en las redes sociales una estampa cuyo fondo es siempre el mismo, las alas, pero en diferentes escenarios: desérticos, urbanos o nevados, la escultura destaca siempre lo mismo: la importancia de la migración y el intercambio cultural que enriquece a las sociedades.
En anteriores ocasiones el artista mencionó que desde tiempos antiguos “no hay cultura que no haya hecho una representación de las alas”, pero que a él le gusta reinterpretarlas y ponerlas en contexto y diálogo con el público, a fin de que ellos puedan lograr un diálogo y sentido propios.
Jorge Marín, que usa el cuerpo como una constante en sus esculturas, es uno de los principales representantes del arte contemporáneo figurativo en México. En Alas de México su esencia es la ausencia del cuerpo y la presencia del espectador, el que le da forma, haciéndolo un símbolo universal que une a la humanidad.
Ayer, a través de su cuenta de Twitter el escultor agradeció a las decenas de personas que bajo los hashtags #JorgeMarín #AlasdeMéxico #WingsofMéxico compartieron sus fotografías con el trabajo que Marín ha realizado y que ahora forma parte de diversas partes y culturas del mundo. Sobre la intención con la que el creador instala piezas en el espacio público comentó: “Mi intención es crear la inquietud en el espectador ".