Gran sorpresa causó que el Papa emérito Benedicto XVI, hiciera públicos sus apuntes, donde analiza la causa del gravísimo problema de pedofilia que ha venido devastando la credibilidad de la Iglesia y que, incluso, ha sido causa del abandono de muchos fieles que con toda razón se escandalizan del pésimo manejo del mismo con el consecuente e irreparable daño a las víctimas inocentes.
El Papa Benedicto, a diferencia de los múltiples análisis del problema que han hecho diversos actores eclesiales, incluido el Papa Francisco, que han puesto como causa de este delito al clericalismo, no se anduvo por las ramas y fue a la raíz del problema: el colapso de la moral católica que fue de la mano con la revolución sexual de los años sesentas.
La “moral de situación”, que escandalosamente aún hoy se enseña en los seminarios, eliminó la enseñanza católica de la existencia de actos “intrínsecamente malos”, en realidad, enseñan estos moralistas, todo depende de la situación en que se da dicho acto, por lo que raramente son actos verdaderamente malos, este concepto perverso hace que las personas terminen por auto engañarse, justificando el pecado.
La falta de una adecuada y sólida formación moral y espiritual de los sacerdotes ha estado a la base de los crímenes de pedofilia, pero no solo de eso, sino de una degradación moral más amplia que ha terminado por justificar y hasta exaltar la homosexualidad, no debemos olvidar que este delito ha sido cometido en un 80 por ciento por sacerdotes con tendencias homosexuales.
En sus apuntes, el Papa Benedicto centra su análisis en el problema de la pedofilia clerical, pero sin duda que el mismo análisis es válido para entender el profundo desorden moral que vive nuestra sociedad hoy. Como escribe Carlos Esteban en su artículo Benedicto y el escándalo”, “… el sexo está íntimamente vinculado a la antropología, a la comprensión humana de uno mismo y a la finalidad del cuerpo. Por consiguiente, para que la Iglesia siga siendo Iglesia, no puede haber concordatos con comportamientos que son fundamentalmente contrarios a la palabra de Dios y a la concepción cristiana de la persona humana como imagen de Dios.
La banalización de la sexualidad humana ha sido reforzada por una gigantesca industria de la anticoncepción con tremendos daños físicos para las mujeres y ha incentivado la práctica criminal del aborto, así mismo ha creado el imperio económico de la pornografía, de la trata de personas y la prostitución, y ahora usa un arma ideológica más letal, que es la demoníaca ideología de género, una verdadera dictadura inspirada en el nazismo que busca adoctrinar y corromper la conciencia de los más pequeños, secuestrar a los hijos de la autoridad de sus padres y cambiar incluso la naturaleza y la biología del mismo sexo, lo peor es que estas aberraciones son incluso más promovidas por universidades católicas que las oficiales, como el vergonzoso caso en México de la universidad Iberoamericana de los jesuitas.
•Sacerdote y exvocero de la
Arquidiócesis de México.