Por Ricardo Burgos Orozco
Estamos en época de vacaciones y realmente sí ha disminuido el número de pasajeros en el Metro, pero el porcentaje es mínimo. Como decía mi abuelita: son como veinte centavos menos de gente, pero algo es ganancia.
Lo noté más el lunes que fui desde la estación Centro Médico a Pantitlán en la tarde, a la hora en que normalmente la muchedumbre de usuarios es tremenda.
Si iba cargado de gente, pero no como normalmente se pone que a duras penas puedes subirte y cuando estás arriba del tren, si tienes la suerte de poder subirte, hay que aguantar apretones, mallugaduras y falta de respiración como me sucedió hace algunas semanas, que tuve que bajarme porque el vagón duró parado en Jamaica alrededor de 20 minutos y mejor me bajé, me salí y tomé otro transporte.
Ayer un vigilante del Metro me comentó que sí se nota que estamos de vacaciones en la Ciudad de México porque no hay las aglomeraciones normales. Me dijo que en tardes turbulentas con mucha gente, le ha tocado empujar a los usuarios hacia dentro de los vagones, aunque no entiende cómo pueden viajar tan apretados y aguantar.
En eso pasaba una señora que escuchó lo que me estaba platicando el policía y nos contestó ¿Saben por qué aguantamos? Por la necesidad. Tiene razón.
He notad que en algunas estaciones también aprovechan que en esta temporada disminuyó el público para darle mantenimiento, por ejemplo, a las escaleras eléctricas.
Hoy me tocó esa situación en Mixcoac, aunque los trabajadores de la empresa contratada para ese servicio se mostraron muy amables y pusieron en funcionamiento hacia arriba las escaleras que venían hacia abajo y con eso dieron solución.
En la Línea 12, que va de Mixcoac a Atlalilco, en la que también viajo casi diario, se nota que hay menos gente por el momento. Un usuario con el que iba platicando me comentó que el problema va a ser cuando reabran las estaciones que están todavía cerradas y que viajan en la ruta elevada y que terminan en Tláhuac.
Yo le respondí que hasta ahora no han dado fecha para la reapertura y que quizá no sea hasta el año próximo.
Por cierto que en Zapata, que es la interconexión entre las líneas 12 y la 3, es donde se nota un menor flujo de pasajeros. Una señora dijo que así hasta da gusto viajar y no con los apretones de siempre, aunque se quejó de que el lunes 17 ya se viene otra vez la normalidad, el regreso a clases y de muchos trabajadores que están de vacaciones.
En estos días he disfrutado andar en el Metro, sí con prisas, pero con menos aglomeraciones. Vamos a ver cómo nos va a partir de que todo vuelva a la normalidad el lunes siguiente. Ni modo.